Por Leonardo Padilla
En Maturín, donde los ecos de la lucha resuenan en cada calle, se generó un hecho que se recordará por siempre: una batalla sin precedentes: La Batalla de la Nevera Vacía. En esta contienda, enmarcada en la lucha ciudadana pacífica, un electrodoméstico fue seleccionado para ser vocero; aunque inerte, simbolizaba el grito de un pueblo que se mantiene en la lucha libertaria a pesar del miedo y la crisis económica.
Todo comenzó cuando un grupo de valientes ciudadanos decidió acudir a la misa convocada para conmemorar el Día del Trabajador y exhibir una nevera vacía como símbolo contundente del hambre que asola a Venezuela. Con cada paso, resonaban los gritos de «¡Aquí hay hambre!» y «¡El dinero no alcanza!». La nevera, aunque silenciosa, se convirtió en la portavoz de un clamor colectivo.
Sin embargo, en un giro de eventos digno de una comedia, la nevera fue «secuestrada» por las fuerzas del orden. ¡Sí, así como lo lees! La noticia se esparció como pólvora en las redes sociales: «¡Detuvieron a la nevera vacía!» La ironía de la situación no pasó desapercibida; mientras el pueblo lucha por la libertad, el gobierno se enredaba en una trama digna de una novela cómica.
Ante la viralización del incidente, algunos voceros oficiales, en un intento por controlar la narrativa, proclamaron que la nevera había sido «capturada por razones de seguridad». Pero la opinión pública no se deja engañar y se mantiene firme en la lucha por la libertad y por mejores condiciones de vida. El ciudadano sabe que quien no tiene apoyo popular solo le queda reprimir y atemorizar, y el secuestrar a una nevera vacía así lo demuestra.
Así, en esta peculiar guerra, la Venezuela que lucha por la libertad se alzó como la vencedora. La nevera vacía, aunque retirada de las calles, ocupó un lugar privilegiado en el corazón de los venezolanos. Su imagen se convirtió en un símbolo de resistencia, recordando a todos que, aunque el hambre sea una dura realidad, la lucha por la dignidad no se detiene.
Y así, la Batalla de la Nevera Vacía se inscribe en la historia como un recordatorio de que, a veces, las armas más poderosas son las que no hacen ruido. Con una nevera vacía, el pueblo venezolano demostró que la voz de la libertad puede resonar más fuerte que cualquier mecanismo de violencia o represión, y que el verdadero poder reside en la unión y la resistencia pacífica.
¡VEN, tenemos el poder!
Ciudadano Libertario
