Los liberales tienen más del doble de probabilidades de decir que tienen mala salud mental , mientras que los conservadores tienen más del doble de probabilidades de decir que su bienestar mental es “excelente”.
Por: Rikki Schlott – The New York Post
¿Es de extrañar?
Los conservadores promueven los valores familiares y religiosos, así como un mensaje comunitario. La izquierda es el partido de la política de agravios y el mensaje del «Sí, no se puede».
Ahora, los datos recopilados del Estudio Cooperativo de Elecciones de 2022 de la Universidad de Tufts e informados por el estadístico y comentarista político Nate Silver revelan que, entre los votantes que dijeron que su salud mental era mala, el 45% se identificó como políticamente liberal y solo el 19% eran conservadores.
Por el contrario, aquellos que dijeron tener una excelente salud mental se identificaron como conservadores el 51% del tiempo, mientras que el 20% eran liberales.
Las marcadas diferencias en el estilo de vida entre ambos son esclarecedoras.
Por un lado, los demócratas han cedido a los republicanos el monopolio virtual de los mensajes a favor de la familia y la religión: los mismos valores que pueden promover el sentido de la vida, la conexión interpersonal y el bienestar mental.
Los conservadores tradicionalmente promueven los valores familiares, y se sabe desde hace tiempo que las personas que cuentan con otras personas que dependen de ellas, como cónyuges e hijos, tienen mejor suerte que las personas que sólo se preocupan por sí mismas.
Tomemos, por ejemplo, el caso de Fay Dubinsky, una Zoomer de 28 años que se describe a sí misma como un miembro feliz de la generación más deprimida de la que se tenga registro.
“Me dedico tiempo a mí misma, pero gran parte de mi día lo dedico a ayudar a los demás, a cuidar de mi familia y a mi bebé”, declaró Dubinsky, madre de un niño de dos años, a The Post . “Para la gente de mi edad, la vida gira en torno a sí misma, a su propio bienestar y a la búsqueda constante de más placer”.
Según Pew , alrededor del 86% de los conservadores se identifican con alguna religión . Y las personas religiosas son más propensas a autodescribirse como «muy felices» en Estados Unidos, probablemente porque tienen una conexión con un propósito superior más allá del mundo terrenal.
Esto también aplica a Dubinsky: «Crecí siendo judío y religioso, y creo que esa es probablemente una de las razones por las que no estoy deprimido ni ansioso. Mi vida tiene mucho sentido, y eso no es típico de mi generación».
Pero también se trata del mensaje que llegan de los políticos conservadores sobre la autosuficiencia y la confianza en uno mismo, dos rasgos altamente asociados con el bienestar mental , según profesionales y organizaciones de salud mental por igual.
La derecha tradicionalmente promueve el mensaje de que hay que salir adelante por sí solo, enseñando a las personas que pueden confiar en su trabajo duro y su determinación para salir adelante.
Por otro lado, los demócratas han adoptado prácticamente lo opuesto a todos estos valores. ¿Autosuficiencia? A los liberales no les entusiasma.
La política identitaria ha invadido al Partido Demócrata, mientras los líderes de izquierda insisten en que características inmutables como la raza y el género impiden constantemente que los ciudadanos alcancen su potencial.
Solo la intervención del gobierno —y un voto a su favor— puede solucionarlo, afirman. Es el tipo de ideología que llevó a la administración Biden a intentar otorgar préstamos exclusivamente a agricultores negros. ¿Qué mensaje transmite eso?
¿Y qué decir de la insistencia interminable en que los votantes no blancos se verían privados de sus derechos si se establecieran leyes de identificación de votantes, porque no se podría esperar que presentaran una identificación como todos los demás?
Los demócratas también se han convertido en el partido de las dádivas y las cosas gratis (desde la condonación de préstamos estudiantiles hasta cheques de estímulo interminables), lo que implica que los estadounidenses no pueden arreglárselas sin su ayuda en un mundo que está en su contra.
“Hoy el juego está amañado, amañado para favorecer a quienes tienen dinero y poder”, declaró la senadora Elizabeth Warren (demócrata por Massachusetts) en sus memorias, “A Fighting Chance”. Es un título irónico, considerando que la legisladora izquierdista prácticamente insinúa que el estadounidense común no tiene una oportunidad.
“Nací en un lugar donde tu código postal determina tu destino”, dijo la representante Alexandria Ocasio Cortez (demócrata de Nueva York), graduada de la Universidad de Boston y política famosa a nivel nacional, a sus electores de esa misma zona.
Y a veces ni siquiera está claro exactamente quién está frenando a la gente… pero definitivamente es alguien .
“Habrá resistencia a tu ambición, habrá gente que te diga: ‘Estás fuera de lugar’”, dijo Kamala Harris de forma desconcertante en 2020. “Les agobia solo ver lo que siempre ha sido en lugar de lo que puede ser. Pero no dejes que eso te agobie”.
Hay un término en psicología llamado “locus de control”, que se refiere a tu sensación de si las cosas te suceden o si tú haces que sucedan.
No es de extrañar que esto último —una mayor sensación de autonomía— se asocie con una salud mental mucho mejor. Cuando dejas de pensar que todo te perjudica y empiezas a tomar control de lo que puedes controlar, el mundo se vuelve un lugar mucho menos aterrador.
Desafortunadamente, la izquierda ha enseñado a sus votantes a externalizar su locus de control, según Greg Lukianoff, coautor de “ The Coddling of the American Mind ”.
“El progresismo, con su énfasis en el victimismo y la vulnerabilidad ante fuerzas impersonales… debilita el sentido de autonomía y, francamente, contribuye a la depresión y la ansiedad”, declaró a The Post. “Mientras la izquierda política reevalúa sus estrategias en todos los ámbitos, desde la abundancia hasta la identidad, también debería considerar adoptar una ideología que empodere a las personas, fomente un sentido interno de control y no fomente el sufrimiento emocional”.
No es de extrañar, entonces, que el partido de la autocompasión sea también el partido de la mala salud mental.
