En medio del creciente interés ciudadano por las operaciones de empresas petroleras extranjeras en Venezuela, muchas voces se preguntan: ¿quién decide realmente en esas compañías? ¿Son estatales, privadas, o una mezcla? ¿Responden a intereses nacionales, financieros, o políticos?
Esta nota busca aclarar esas dudas con información clara sobre las cinco principales empresas energéticas europeas con vínculos activos o recientes con el país: ENI (Italia), Repsol (España), Maurel & Prom (Francia), TotalEnergies (Francia) y Equinor (Noruega).
1. ENI – Una petrolera italiana con alma estatal
ENI es una de las mayores empresas energéticas de Europa y mantiene operaciones activas en Venezuela, como el proyecto gasífero costa afuera Cardón IV. Aunque cotiza en bolsa, el Estado italiano posee cerca del 30% de las acciones y, por ley, tiene poder de veto en decisiones estratégicas. Es decir, el gobierno italiano influye directamente en las decisiones clave de la empresa, especialmente cuando se trata de inversiones internacionales sensibles.
2. Repsol – Una multinacional española bajo lógica de mercado
Repsol es una empresa totalmente privada, cotiza en la bolsa de Madrid y no tiene participación estatal directa. Sus decisiones las toma una junta directiva elegida por accionistas, entre los que destacan fondos de inversión globales como BlackRock y Vanguard. La empresa actúa bajo criterios financieros: rentabilidad, riesgo y reputación internacional. En Venezuela es socia en varios proyectos con PDVSA, pero mantiene un bajo perfil desde hace años.
3. Maurel & Prom – Francesa en apariencia, asiática en el fondo
Aunque es una empresa francesa y cotiza en la bolsa de París, Maurel & Prom está controlada en un 71% por Pertamina, la petrolera estatal de Indonesia. Esto significa que las decisiones estratégicas no se toman en París, sino en Yakarta. Su reciente acercamiento a Venezuela no responde a políticas europeas, sino a los intereses del gobierno indonesio a través de su brazo corporativo.
4. TotalEnergies – El gigante francés de capital privado
TotalEnergies es una de las petroleras más grandes del mundo. Al igual que Repsol, es una empresa privada que responde a sus accionistas, mayoritariamente fondos de inversión internacionales. El Estado francés no tiene participación directa. Salió oficialmente de Venezuela en 2021, pero sigue figurando como referencia técnica en la región.
5. Equinor – Noruega marca el rumbo
Equinor es una empresa mixta: el Estado noruego es dueño de más del 67%, aunque también cotiza en bolsa. A diferencia de otros países, la gestión noruega combina eficiencia corporativa con fuerte control público, lo que asegura que sus decisiones internacionales estén alineadas con la política energética nacional y altos estándares de transparencia. Su actividad en Venezuela ha sido limitada en los últimos años, especialmente en exploración de gas.

¿Qué significa que una empresa cotiza en bolsa?
Cuando decimos que una empresa “cotiza en bolsa” significa que sus acciones pueden comprarse y venderse públicamente en mercados financieros como la Bolsa de Nueva York (NYSE), la Bolsa de Madrid o Euronext París. Es decir, cualquier persona o fondo de inversión puede convertirse en accionista de esa empresa comprando acciones en el mercado.
¿Por qué lo hacen? ¿Es una forma de financiarse?
Sí. Cotizar en bolsa es una forma de financiamiento. Las empresas venden parte de su propiedad (acciones) al público para obtener recursos que pueden usar para:
- Invertir en nuevos proyectos (por ejemplo, exploración de petróleo)
- Comprar otras compañías
- Cancelar deudas
- Financiar investigación o infraestructura
En vez de pedir prestado al banco, venden acciones y se capitalizan. Esto les permite crecer más rápido, pero también las somete a mayor escrutinio.
¿Cotizar en bolsa obliga a ser más transparente?
Absolutamente. Las empresas que cotizan en bolsa están obligadas por ley a:
- Publicar sus resultados financieros trimestralmente y anualmente
- Informar cualquier hecho relevante que pueda afectar el valor de sus acciones (por ejemplo, un contrato en Venezuela, una sanción, una fusión)
- Permitir auditorías independientes
- Responder a los accionistas en asambleas y juntas
- Cumplir normas internacionales de gobierno corporativo y ética empresarial
Esto no significa que sean infalibles ni incorruptibles, pero sí están bajo constante vigilancia de reguladores, inversionistas, medios, analistas y calificadoras de riesgo.
¿Y si el Estado es dueño parcial, como en ENI o Equinor?
Incluso en esos casos, el hecho de cotizar en bolsa impone un mínimo de transparencia y rendición de cuentas. Aunque el Estado tenga mayoría, debe actuar como cualquier otro accionista responsable: explicar sus decisiones, someterlas a votación, y rendir cuentas a los mercados.
Cotizar en bolsa es una forma de obtener dinero, pero a cambio, las empresas se someten a reglas estrictas de transparencia, reporte y control público. En contextos como Venezuela, esto explica por qué muchas de estas empresas europeas avanzan con cautela: cualquier decisión puede tener consecuencias legales, reputacionales o financieras en sus países de origen.
¿Qué significa esto para Venezuela?
Este panorama permite entender que no todas las petroleras extranjeras actúan bajo las mismas reglas. Algunas responden a gobiernos (como ENI, Equinor o Maurel & Prom vía Pertamina), mientras que otras responden a fondos financieros globales (como Repsol y TotalEnergies). Por tanto, las decisiones de inversión en Venezuela no se toman solo con lógica empresarial, sino también política, reputacional y geoestratégica.
Comprender esta estructura es clave para que la ciudadanía, los trabajadores petroleros y los responsables de políticas públicas en Venezuela tengan una visión realista sobre los límites y posibilidades de una reactivación petrolera con participación extranjera.