En el corazón del desierto árabe de Baréin, un árbol solitario desafía las leyes de la naturaleza. Conocido como Shajarat-al-Hayat o Árbol de la Vida, este ejemplar de Prosopis cineraria de 400 años y 9.75 metros de altura se alza en una colina árida, a 2 kilómetros de Jebel Dukhan, sin ninguna fuente de agua visible a su alrededor.
En un entorno donde las temperaturas alcanzan los 49°C y las tormentas de arena son comunes, su supervivencia es un enigma que atrae a unos 65,000 turistas cada año, según datos de la página de turismo Barceló Experiences, publicada el 4 de junio de 2024.
El Árbol de la Vida no solo es una anomalía biológica, sino también un símbolo cultural. Los locales creen que está bendecido, algunos lo asocian con el mítico Jardín del Edén o con la protección del dios sumerio Enki, según detalla la entrada de Wikipedia en español sobre el Árbol de la Vida, actualizada en 2017.

Los científicos, en cambio, plantean hipótesis más terrenales: sus raíces, que se extienden hasta 50 metros de profundidad, podrían alcanzar un acuífero subterráneo o extraer humedad de las brisas del Golfo Pérsico, como sugiere la versión en inglés de Wikipedia, publicada en 2006. Sin embargo, ninguna teoría explica completamente cómo este árbol prospera sin riego en un país con precipitaciones casi nulas.
En 2010, arqueólogos encontraron cerámicas de 500 años de antigüedad cerca del árbol, lo que sugiere que el sitio pudo haber sido un lugar de rituales antiguos, según El Mundo al Instante, publicado el 19 de agosto de 2012. Esta evidencia añade una capa de misticismo, reforzando su estatus como atracción turística. Sin embargo, el aumento de visitantes plantea riesgos: el vandalismo y la basura amenazan su entorno, y algunos temen que el árbol pueda sufrir daños irreversibles.
El Árbol de la Vida no solo es un testimonio de la resiliencia natural, sino también un recordatorio de cómo lo inexplicable puede unir ciencia, cultura y espiritualidad. Mientras los investigadores buscan respuestas, los visitantes continúan maravillándose ante este milagro verde en medio de la nada.