Las medidas económicas aplicadas por Javier Milei desde su llegada a la Casa Rosada siguen causando efecto, y prueba de ello es que la economía argentina habría crecido un 7,6% interanual durante el segundo trimestre de 2025, según datos recientes de la consultora Econométrica. Este dato consolida una recuperación sostenida que contrasta con la situación crítica que vivía el país apenas un año atrás, marcada por hiperinflación, déficit estructural y un aparato estatal sobredimensionado.
Uno de los indicadores que mejor refleja el giro económico es el aumento de la inversión privada, que según estimaciones oficiales alcanzaría un asombroso 22,7% en 2025. Este salto en la confianza empresarial sería resultado directo de un entorno más previsible, reglas de juego claras y la eliminación de restricciones que durante años frenaron la iniciativa productiva.
El Ejecutivo también proyecta una expansión generalizada en casi todos los sectores económicos: la industria crecería un 5,3%, el comercio interno un sólido 7,6% y el agro avanzaría un 2,1%. Los bienes aumentarían su producción en un 5,1% y los servicios mostrarían una mejora del 4,6%, dando cuenta de un dinamismo que atraviesa amplios segmentos de la actividad económica.
El consumo privado, a pesar del ajuste fiscal implementado, no se ha visto resentido. Al contrario, se anticipa un crecimiento del 7,2% en este rubro, mientras que el consumo público también mostraría una mejora del 5%, reflejo de una gestión más eficiente del gasto estatal. La clave, señalan fuentes oficiales, ha sido el ordenamiento macroeconómico sin recurrir al gasto desmedido.
Desde el lado externo, se espera que las exportaciones aumenten un 3,7%, mientras que las importaciones lo harían en un 25,2%, lo que sugiere una fuerte recuperación de la demanda interna y del aparato productivo, aunque el superávit comercial se moderaría a unos 4.913 millones de dólares. Este fenómeno está siendo interpretado como una señal de mayor actividad económica interna y no de vulnerabilidad externa.
Un aspecto central en la estrategia del Gobierno libertario ha sido contener el avance del tipo de cambio. El proyecto de Presupuesto 2026, recientemente enviado al Congreso, prevé que el dólar oficial cerrará el año en torno a los $1.229, lo que implica una virtual estabilidad cambiaria durante todo el segundo semestre. Además, se espera una apreciación del tipo de cambio real, con una caída del 8,6% en términos bilaterales.
Este fenómeno, sumado a la tendencia descendente de la inflación, apunta a un fortalecimiento gradual del peso argentino. El equipo económico de Milei estima que la inflación interanual a diciembre será del 22,7%, un número significativamente menor en comparación con los picos alcanzados en 2024. Para lograr este objetivo, el índice mensual debería promediar en torno al 1,9% entre junio y fin de año, una meta que los analistas consideran factible si se mantiene el rumbo actual.