Una explosión causada por una bombona de gas de 45 kilogramos sacudió este sábado la Plaza Sucre de Catia, dejando un saldo de 25 personas heridas, seis de ellas trasladadas de emergencia al Hospital Pérez Carreño con quemaduras de consideración.
El estallido, que alcanzó un radio de 20 metros y lanzó la bombona a más de 60 metros de distancia, afectó además puestos de venta informal y vehículos que transitaban por la zona.
Según testigos y primeros reportes, la bombona presentaba visibles signos de deterioro, lo que apunta a fallas en los controles de seguridad y a la circulación de bombonas en mal estado, un problema que desde hace años se denuncia sin respuesta efectiva.
Lo que pudo haber sido un accidente evitable ahora se investiga como un posible hecho intencional. Las autoridades locales, encabezadas por la alcaldesa de Caracas, Carmen Meléndez, declararon que “esto no es fortuito”, mientras funcionarios del Cicpc abrieron una investigación para esclarecer si hubo responsabilidades penales.
Sin embargo, más allá de la hipótesis de un sabotaje, el suceso vuelve a poner en evidencia la precariedad del sistema de distribución y manejo del gas doméstico en Caracas y en todo el país. El uso de bombonas oxidadas y mal almacenadas se ha vuelto común, en parte por la falta de supervisión y la escasez de cilindros en buen estado.
Mientras las autoridades comparecían ante las cámaras, comerciantes informales y transeúntes afectados tuvieron que ser trasladados en vehículos particulares ante la falta de ambulancias suficientes. Hasta ahora, no se reportan fallecidos, pero la magnitud del accidente podría haber sido mayor de no ser por la rápida acción de vecinos y bomberos.
Este hecho revive las denuncias de comunidades que claman por un plan de sustitución de bombonas vencidas y un servicio de gas digno, sin mafias ni sobreprecios. Para los vecinos de Catia, la tragedia de este sábado es, lamentablemente, una muestra más de lo que ocurre cuando la negligencia se vuelve rutina y la seguridad de los ciudadanos queda librada a la suerte.