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La Grita, ciudad barco rumbo, a sus 450 años

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La Grita, una joya andina ubicada, en el Municipio Jaúregui en el estado de Táchira, Venezuela, es una ciudad que se distingue por una peculiaridad que ha cautivado a locales y visitantes: su diseño urbano. Vista desde las alturas, especialmente desde la imponente montaña de Los Andes, la ciudad revela una silueta asombrosamente similar a la de un barco. Esta característica única, lejos de ser una coincidencia, es un testimonio de la historia, la topografía y la visión de sus fundadores.

Por: José Cheo Urbina Montoya

El Ancla en los Andes

La forma de «barco» de La Grita no es una mera casualidad, sino el resultado de su ubicación geográfica. Asentada en un valle de la cordillera andina, la ciudad se extiende a lo largo de una planicie que se estrecha en sus extremos. Las montañas circundantes, con sus laderas escarpadas y elevaciones, actúan como las «olas» que abrazan el casco urbano, mientras que las colinas que delimitan el valle simulan los lados de una embarcación.

La «proa» del barco se ubica en la llamada plaza «Isaura» o plaza del Calvario, marcando la entrada principal a la ciudad, mientras que la «popa» se orienta hacia el sur. En el centro, el corazón de la ciudad, se encuentran los edificios coloniales, las plazas y las iglesias que conforman el «casco» de esta peculiar nave. La Iglesia del Espíritu Santo, con su imponente estructura, bien podría ser el mástil central de este barco de tierra.

Un símbolo de resiliencia

La forma de barco de La Grita es más que una curiosidad geográfica; es un símbolo de la resiliencia y el espíritu de su gente. A lo largo de los siglos, la ciudad ha enfrentado desafíos, desde la dureza del clima de montaña, laboriosos de su gente campesina que trabaja día a día algunas veces con el clima implacable y frío paramero para sembrar toda esa gama de hortalizas y tubérculos, y hoy hasta los vaivenes de la historia, ha sabido mantenerse firme, como un navío que surca las aguas más turbulentas.

Este diseño urbano invita a la reflexión. La Grita no es solo un punto en el mapa, sino una «nave» anclada en la inmensidad de los Andes, que navega en el tiempo, desde una vista aérea, sus casas parecen contenedores que viajan en el tiempo con su historia, su cultura y su fe. Es un recordatorio de que, incluso en tierra firme, el espíritu explorador y la capacidad de adaptación son cualidades que definen a nuestra gente, a nuestro gentilicio griteño.

Pronto a cumplir 450 años en el 2026, fundada por el Capitán español Francisco de Cáceres por allá bien lejos en el año 1576, quien al arribar a este hermoso valle la bautizó con el el nombre de la cuidad del Espíritu Santo de La Grita, al ser recibido por sus aborígenes con una inmensa griteria, ahí quedó plasmado el nombre.

Cada 05 de Agosto se celebra el día de la ciudad fecha que se tomó como la de su fundación, pero no hay una fecha cierta, se habla de otras fechas, pero se tomó esta cómo referencia.

Los 06 de agosto se celebra el día del patrono de la cuidad y del Táchira el Santo Cristo de La Grita, que ha alcanzado tanta notoriedad por la fé de su feligreses que ya se lo comienza a nombrar el Patrono de Venezuela.

La Grita denominada «La Atenas del Táchira, cuna de poetas, pintores, de artesanos, del saber del Táchira, hoy convertida e un emporio económico, de gente trabajadora y de una gran calidez humana, así somos los andinos.

Así, La Grita se erige como un testimonio viviente de cómo la naturaleza y la mano del hombre pueden crear algo verdaderamente único. Es un barco de piedra y esperanza, un faro en la montaña que guía a quienes buscan la paz y la belleza en el corazón de los Andes venezolanos.

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