En Rajasthan, India, tras uno de los mayores programas de reforestación, la producción agrícola aumentó un 24% entre 7 y 14 años después de la plantación.
- Reforestar no reduce cosechas.
- Producción agrícola +24 % en India.
- Mejora en lluvias locales.
- Más polinizadores = mejores cultivos.
- Reforestar = beneficios dobles.
- No hay conflicto campo-bosque.
- Oportunidad para políticas sostenibles.
La expansión forestal puede aumentar la producción agrícola
Reforestar no solo no perjudica a la agricultura. En algunos casos, la mejora.
Un nuevo estudio realizado en Rajasthan, India, revela que tras uno de los programas de expansión forestal más grandes de la región, la producción agrícola aumentó un 24 % entre siete y catorce años después de la plantación.
Este dato contradice la suposición tradicional de que más bosques implican menos tierra cultivable. Y aunque la lógica parecería indicar un conflicto inevitable entre agricultura y reforestación, la evidencia apunta en otra dirección.

Más bosques, mejores cultivos
Entre los factores clave que explican este fenómeno están el aumento de la biodiversidad y ciertos cambios microclimáticos positivos.
Por ejemplo, el estudio detectó un incremento del 2 % en las precipitaciones locales. Aunque estadísticamente modesto, este cambio se tradujo en un repunte de los rendimientos de cultivos dependientes de la lluvia, como el mijo o el trigo duro.
El efecto no fue homogéneo: los cultivos que usan riego artificial no mostraron mejoras significativas, lo que sugiere que el beneficio proviene directamente de un clima más favorable, y no solo de mejoras en la infraestructura agrícola.
Otro elemento destacado fue el aumento en la actividad de polinizadores, como abejas y mariposas, que prosperan en entornos forestales. Su presencia beneficia especialmente a los cultivos frutales y leguminosas, sectores agrícolas con alto valor añadido.

Un nuevo enfoque para políticas ambientales y desarrollo
Estos resultados pueden transformar la forma en que los gobiernos, ONGs y organismos internacionales valoran los proyectos de reforestación. Más allá de la captura de carbono, los bosques ofrecen co-beneficios sociales y económicos que hasta ahora no se estaban contabilizando del todo.
La clave está en el diseño. Reforestar no implica plantar monocultivos ni imponer barreras al uso agrícola de la tierra. En Rajasthan, el enfoque fue integrador: se regeneraron zonas degradadas sin desplazar comunidades, permitiendo que la naturaleza hiciera su parte. Así, el proyecto se convirtió también en una estrategia de desarrollo rural, al mejorar indirectamente los ingresos agrícolas.
Este enfoque podría inspirar políticas similares en regiones semiáridas de África o América Latina, donde la reforestación suele verse como una amenaza a la soberanía alimentaria.

Más allá del caso indio
Es importante no generalizar sin cautela. Las condiciones específicas de Rajasthan —suelo, clima, uso previo del terreno— no son replicables en todo el planeta. Sin embargo, este estudio abre la puerta a cuestionar el paradigma del sacrificio: el que dice que para ganar en conservación hay que perder en producción.
Ahora se plantea una posibilidad más estimulante: si se hace bien, se puede lograr más bosque y más comida al mismo tiempo.
En Europa, iniciativas como el Pacto Verde Europeo ya están explorando este enfoque, integrando objetivos climáticos y agrícolas. También en Latinoamérica empiezan a emerger proyectos piloto que combinan agroforestería con regeneración de ecosistemas nativos, como ocurre en partes de Colombia o Brasil.