Vía El Tiempo
La opacidad de cifras en Venezuela es una política del chavismo que se ha mantenido con los años. La escasez de datos oficiales confiables y la manipulación sistemática de la información se han convertido en un instrumento de poder crucial para el régimen de Nicolás Maduro, que le permite controlar narrativas, ocultar responsabilidades y moldear la percepción pública, tanto a nivel nacional como internacional.
Cifras como campo de batalla
Para Germán Ortiz Leiva, analista de medios y profesor en la Universidad del Rosario en Colombia, en pleno 2025 y en medio de la crisis política y económica que atraviesa Venezuela, el tema de la opacidad estadística es hoy más relevante que nunca.
A su juicio, “lo que se dice y lo que se oculta, las cifras que se inflan y las que se borran del dato estadístico, terminarán por definir no solo la manera en que el régimen se sostiene internacionalmente, sino también cómo los ciudadanos perciben su propia realidad”.
Ortiz identifica tres áreas críticas donde la opacidad de cifras se convierte en un factor estratégico para la supervivencia del chavismo: los decomisos de cocaína, la violencia y la magnitud de la Milicia Bolivariana.
1. Decomisos de cocaína en Venezuela
Uno de los ejemplos más notorios es el de los decomisos de droga. El régimen insiste en que Venezuela no posee cultivos ilícitos y presenta cifras que contrastan con los reportes internacionales. Según datos oficiales, en 2024 la Superintendencia Nacional Antidrogas habría incautado unas 40 toneladas de cocaína.
Sin embargo, el World Drug Report 2025 de la ONU muestra un desfase notable: mientras Colombia produjo cerca de 2.667 toneladas de cocaína ese mismo año, el mapa global identifica a Venezuela como un corredor crítico entre 2020 y 2023, utilizado como nodo aéreo y marítimo hacia el Caribe y Centroamérica. El informe deja en evidencia que buena parte de las cifras provienen de terceros países –como España, Estados Unidos y Reino Unido– que rastrean cargamentos con origen logístico en territorio venezolano.
2. La violencia invisible
El ocultamiento de los datos de violencia tiene una larga historia. El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) recuerda que desde 1999 se dejó de publicar información oficial sobre homicidios, tendencia que se consolidó a partir de 2003 junto con otros indicadores como inflación, reportes epidemiológicos y estadísticas del sector eléctrico.
En 2019, el entonces ministro Néstor Reverol anunció una supuesta reducción del 36,3 % en los delitos. Sin embargo, el OVV reportó ese mismo año al menos 16.506 muertes violentas, con una tasa de 60,3 homicidios por cada 100.000 habitantes, una de las más altas de la región.
La aparente disminución en la tasa de homicidios en años recientes no obedece a mejoras sociales, sino al deterioro de las condiciones de vida y a la migración masiva que ha reducido la población residente en el país.
3. La Milicia Bolivariana: cifras infladas
El tercer frente de opacidad lo constituye la Milicia Nacional Bolivariana. Aunque los registros oficiales a inicios de 2025 hablaban de unos 65.388 efectivos desplegados en el país, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello aseguran que la cifra supera los ocho millones de milicianos “listos para una guerra de 100 años”.
Esta discrepancia se enmarca en la narrativa del “pueblo en armas” que el chavismo utiliza como propaganda, presentando a la milicia como parte integral de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en momentos de tensión con Estados Unidos.
La opacidad como política de Estado
Para Ortiz, lo único claro en Venezuela es que la opacidad trasciende la censura o el control mediático heredado desde Hugo Chávez. Se trata de un ecosistema informativo cerrado, diseñado para impedir el acceso a certezas verificables y para garantizar que la supervivencia del régimen no dependa únicamente de las armas, sino del control absoluto de la información.
“El régimen está convencido de que su supervivencia depende de configurar un sistema donde la información pública no circule libremente ni pueda ser validada por instancias independientes”, concluye el analista.