La historia de la República de Panamá está entrelazada con la ciudad de Nueva York. Se remonta en un inicio a la colonización de California, que toma fuerza al finalizar la guerra de 1846 entre Méjico y un Estados Unidos de América en franca expansión, resultado de la visión del genio Thomas Jefferson, tercer Presidente de ese país.
Por: José Miguel Alemán Healy – Destino Panamá
Jefferson organizó y financió la expedición bautizada en la historia como Lewis & Clark Expedition, que cruzó Norteamérica en tres años, saliendo su líder Meriwether Lewis desde Ivy, Virginia, en 1804. Divisaron el océano Pacifico dos años más tarde, septiembre de 1806, en el sitio conocido hoy día como Aurora, Oregón.
Lo que inicia como un flujo menor de personas en busca de una mejor vida, se convierte en un torrente humano fuera de control, tras el descubrimiento de los campos de oro en California, en 1848. Producto de este hecho histórico, capital neoyorquino financia y construye el ferrocarril de Panamá, que inicia operaciones en 1854. Fue la ruta de preferencia de los migrantes de esa época a las tierras que unieron al coloso del norte con el océano Pacífico. Fracasado el proyecto canalero a nivel del francés De Lesseps, es el visionario presidente neoyorquino, Teodoro Roosevelt, que apoya sin reserva el intento de los próceres y héroes panameños de independizar al istmo por tercera y definitiva ocasión de la distante Bogotá.
El istmo y su gente resentía la apatía y arrogancia de la clase cachaca de ese entonces, y lo demás es historia patria. La firma neoyorquina Sullivan & Cromwell y el capital de esa urbe, fueron factores determinantes en la consolidación de nuestra independencia definitiva. Para esa época llegan a Panamá los primeros bancos extranjeros, Citibank N.A. y The National Bank of Manhattan (por décadas conocido como The Chase Manhattan Bank, hoy J.P. Morgan Chase), ambos de Nueva York. El Chase, además, abrió sucursales en el interior de la República antes que el Banco Nacional de Panamá, específicamente en David, Chiriquí, la primera de ellas.
La historia de hermandad entrelazada entre Panamá y Nueva York se extiende a otras actividades, decenas de pilotos de naves mercantiles, muchos de ellos pilotos del Canal de Panamá, graduados del Merchant Marine Academy de Long Island.
El Tratado de 1903 que ningún panameño firmó, es revisado en tres ocasiones, la primera de ellas bajo el liderazgo de los presidentes Harmodio Arias Madrid y el neoyorkino Franklin Delano Roosevelt (1936), seguido del Tratado Remón-Eisenhower (1955); los proyectos Tres en Uno (Johnson-Robles de 1967), cuyos avances sirven de base al Tratado Torrijos-Carter (1977), suscrito en la OEA entre el jefe de Estado panameño, Omar Torrijos Herrera, y el presidente estadounidense, James Earl Carter. Y, finalmente, la anhelada plena soberanía
Un 31 de diciembre de 1999, fecha en que se traspasan los activos y pasivos del ente federal estadounidense Panama Canal Commission a la Autoridad del Canal de Panamá, en presencia de la primera mujer presidente de nuestro país, Mireya Moscoso Rodríguez, dignatarios de ambos países, y miles de panameños que con orgullo celebraron el histórico evento y el nuevo milenio.
La historia de hermandad entrelazada entre Panamá y Nueva York se extiende a otras actividades, decenas de pilotos de naves mercantiles, muchos de ellos pilotos del Canal de Panamá, graduados del Merchant Marine Academy de Long Island. Resaltan, también, grandes figuras deportivas del béisbol, que han sido estrellas de múltiples títulos de Serie Mundial por los Yankees de Nueva York, entre los que resaltan Héctor López, Omar Moreno y el inmortal Mariano Rivera. En el boxeo, destacan los títulos obtenidos por el también inmortal Roberto “Manos de Piedra” Durán e Ismael Laguna. En la hípica, Manuel Icaza, Braulio Baeza, Jacinto Vásquez, y Jorge Velásquez, los cuatro Salón de la Fama que desarrollaron sus carreras de jinete en Nueva York.
En el teatro y la música, los legendarios José Quintero y Rubén Blades. Panamá y Nueva York entrelazados por la historia, y producto de ella para siempre por la pujante comunidad panameña residente en esa ciudad, principalmente, en el área de Brooklyn. Estos panameños, hijos y nietos suman hoy día 100,000 personas, que celebran anualmente sus raíces istmeñas con orgullo en la histórica calle de Franklin en Brooklyn.
Muchos de ellos mantienen segundas residencias en Panamá y contacto permanente con nuestro país, facilitado por nuestra aerolínea área Copa, orgullosamente panameña cuyas acciones cotizan en la bolsa de valores de Nueva York.
Por todo lo anterior, fue un gran honor, en mi condición de Embajador de la República de Panamá ante la Casa Blanca, apoyar la acertada iniciativa de la Ministra de Cultura, Maruja Herrera, quien llevó nuestras tradiciones, la pollera panameña y la música a tres puntos de la ciudad de Nueva York. A esta iniciativa de la Ministra Herrera se sumó con firmeza y a título personal, Maricel Cohen de Mulino, Primera Dama de la República. Long Island, Brooklyn y la Quinta Avenida de Manhattan festejaron el baile y la comida istmeña.
Me siento muy orgulloso por el cálido aprecio generalizado de la comunidad panameña y residentes de Nueva York, para con nuestras dignatarias. Se lucieron ellas, y nuestra comunidad. Panamá y Nueva York por siempre.