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El robo del Louvre, una desgracia anunciada: informe reveló la deficiente seguridad del museo

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Que la realidad a veces supera la ficción es evidente. Sin embargo, más allá del relato cinematográfico que ha envuelto el espectacular robo del Louvre, este suceso ha dejado al descubierto la fragilidad del museo más visitado del mundo.

El Español

El pasado mes de junio, el Louvre cerró sus puertas durante varias horas por una huelga convocada por el personal del museo, quien denunció las «condiciones de visita degradadas» para el público y la falta de recursos humanos para garantizar la seguridad.

“¿Por qué la ministra Rachida Dati no ha escuchado sus advertencias?”, ha preguntado en su cuenta de X Ian Brossat, senador francés miembro del partido comunista.

La ministra de Cultura, a su vez, cargó contra los que le habían precedido en el cargo señalando que «la responsabilidad son los cuarenta años de abandono sobre la cuestión de la seguridad».

Dati, por su parte, quiso insistir en que desde 2022 se han solicitado más de tres auditorías sobre la seguridad y que está previsto ajustar todos los dispositivos con los estándares fijados, pero eso tarda tiempo porque los procedimientos de las licitaciones públicas tardan más que en el sector privado.

La ministra remarcó, además, que el museo en su estructura actual no fue concebido para la cantidad de visitantes que recibe (8,7 millones en 2024) y en que tampoco está «preparado para las nuevas formas de delincuencia».

Pero el robo, rápido y quirúrgico, no requirió de tecnología puntera. Solo un montacargas, dos radiales, un par de chalecos amarillos y siete minutos bastaron para poner en evidencia las debilidades del museo más vigilado de Francia.

En un informe aún no publicado y del cual el medio Le Figaro ha tenido conocimiento parcial, el Tribunal de Cuentas subrayaba el retraso acumulado del Louvre en la adecuación de los equipos de seguridad del museo.

Dicho informe debía publicarse en diciembre, pero los extractos del informe del Tribunal de Cuentas sobre la gestión del Louvre no han resistido al torrente mediático y político que siguió al espectacular robo de joyas en la galería de Apolo este domingo.

En él, Tribunal de Cuentas lamenta la falta de voluntad de la dirección del museo porque pese a que su presupuesto de funcionamiento es de 323 millones de euros, las partidas para la seguridad son bajas «a la vista de las necesidades estimadas».

Un informe embarazoso tanto para el Estado como para la institución, por ser particularmente severo. En lo que respecta a un elemento de seguridad tan esencial como las cámaras de vigilancia, el Tribunal señala un retraso «persistente» en el despliegue de equipos de protección para las obras de arte.

El informe coincide con el ambicioso plan de reconstrucción del Louvre presentado por Emmanuel Macron en enero, que promete un “renacimiento” del museo con un coste cercano a los 800 millones de euros.

Que la realidad a veces supera la ficción es evidente. Sin embargo, más allá del relato cinematográfico que ha envuelto el espectacular robo del Louvre, este suceso ha dejado al descubierto la fragilidad del museo más visitado del mundo.

El pasado mes de junio, el Louvre cerró sus puertas durante varias horas por una huelga convocada por el personal del museo, quien denunció las «condiciones de visita degradadas» para el público y la falta de recursos humanos para garantizar la seguridad.

“¿Por qué la ministra Rachida Dati no ha escuchado sus advertencias?”, ha preguntado en su cuenta de X Ian Brossat, senador francés miembro del partido comunista.

Vídeo | El robo millonario en el Louvre (París) supone todo un golpe al orgullo cultural francés

La ministra de Cultura, a su vez, cargó contra los que le habían precedido en el cargo señalando que «la responsabilidad son los cuarenta años de abandono sobre la cuestión de la seguridad».

Dati, por su parte, quiso insistir en que desde 2022 se han solicitado más de tres auditorías sobre la seguridad y que está previsto ajustar todos los dispositivos con los estándares fijados, pero eso tarda tiempo porque los procedimientos de las licitaciones públicas tardan más que en el sector privado.

Agentes de policía junto a un montacargas utilizado por ladrones para entrar en el Museo del Louvre, en el Quai François Mitterrand. Según se informa, los ladrones robaron joyas de la colección de Napoleón antes de huir del lugar. Foto: Dimitar Dilkoff/AFP/dpa
Un vídeo desvela el momento en el que los ladrones rompen las vitrinas para llevarse las joyas del Louvre
La ministra remarcó, además, que el museo en su estructura actual no fue concebido para la cantidad de visitantes que recibe (8,7 millones en 2024) y en que tampoco está «preparado para las nuevas formas de delincuencia».

Pero el robo, rápido y quirúrgico, no requirió de tecnología puntera. Solo un montacargas, dos radiales, un par de chalecos amarillos y siete minutos bastaron para poner en evidencia las debilidades del museo más vigilado de Francia.

En un informe aún no publicado y del cual el medio Le Figaro ha tenido conocimiento parcial, el Tribunal de Cuentas subrayaba el retraso acumulado del Louvre en la adecuación de los equipos de seguridad del museo.

Tesoro de Guarrazar en el Museo Arqueológico. Foto: Cristina Villarino
El fantasma de un ‘Louvre español’. Anatomía del riesgo de robo en España, ¿puede suceder aquí?
Dicho informe debía publicarse en diciembre, pero los extractos del informe del Tribunal de Cuentas sobre la gestión del Louvre no han resistido al torrente mediático y político que siguió al espectacular robo de joyas en la galería de Apolo este domingo.

En él, Tribunal de Cuentas lamenta la falta de voluntad de la dirección del museo porque pese a que su presupuesto de funcionamiento es de 323 millones de euros, las partidas para la seguridad son bajas «a la vista de las necesidades estimadas».

Un informe embarazoso tanto para el Estado como para la institución, por ser particularmente severo. En lo que respecta a un elemento de seguridad tan esencial como las cámaras de vigilancia, el Tribunal señala un retraso «persistente» en el despliegue de equipos de protección para las obras de arte.

El informe coincide con el ambicioso plan de reconstrucción del Louvre presentado por Emmanuel Macron en enero, que promete un “renacimiento” del museo con un coste cercano a los 800 millones de euros.

Esta renovación colosal pretende reforzar la seguridad, hacer una nueva entrada para descongestionar la pirámide de cristal y una sala de exposiciones dedicada exclusivamente a la Mona Lisa.

Además, Macron anunció que el billete de entrada será más caro para los visitantes no europeos, con el objetivo final de alcanzar los 12 millones de visitantes al año.

Al respecto, la ministra de Cultura ha señalado que 160 millones están dedicados a la seguridad y «se han empezado a desplegar las medidas».

Pero, después de lo ocurrido, este plan parece adquirir otro propósito: proteger la memoria cultural de Francia antes de que vuelva a ser puesta a prueba.

El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, que durante cuatro años estuvo a las riendas del departamento de Interior, reconoció que «lo que es seguro, es que hemos fallado» puesto que los delincuentes fueron capaces de poner un montacargas en plena calle, utilizarlo para subir a la primera planta del Louvre, llevarse joyas de un valor «incalculable» y así «dar una imagen deplorable de Francia»

Así, París, acostumbrada a vivir de sus mitos artísticos, despierta ahora ante la inseguridad del patrimonio que creía invulnerable.

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