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Resucitando especies perdidas: los científicos intentan traer de nuevo al mundo al extinto tigre de Tasmania

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En lo que podría describirse mejor como un tango entre ciencia, naturaleza e intervención humana, se está gestando un esfuerzo revolucionario.

Brighter Side News

¿El objetivo? Dar vida a una especie extinta, específicamente al misterioso tigre de Tasmania, también conocido como tilacino, un depredador marsupial que alguna vez prosperó en los exuberantes paisajes de Tasmania y Nueva Guinea.

La historia del tilacino está llena de fascinación y arrepentimiento. Estos marsupiales carnívoros alguna vez vagaron por las islas de Nueva Guinea y Tasmania. Aunque desaparecieron de Nueva Guinea hace milenios, su historia continuó en la isla del sureste de Australia. Como sugiere su nombre, el tigre de Tasmania era un ícono de Tasmania, un emblema de la diversa vida silvestre de la región.

Sin embargo, durante el siglo XIX, la interferencia humana ensombreció su supervivencia. Considerado una amenaza para el ganado local, un período prolongado de caza de recompensas tuvo un efecto devastador en su población, llevándola al borde de la extinción. Esto culminó con la muerte del último tilacino conocido en cautiverio en 1936, un triste epitafio de la depredación humana.

Si bien ha habido rumores y especulaciones (algunos incluso equiparan su posible existencia con las leyendas del Sasquatch), no ha aparecido ningún espécimen confirmado desde su supuesta extinción.

ARN: la cápsula del tiempo de la naturaleza

Decidido a vislumbrar potencialmente al tilacino una vez más, ha surgido un enfoque innovador. Los científicos ahora están considerando crear un tigre de Tasmania desde cero. ¿Pero cómo?

Ingrese a la secuenciación de ARN, una técnica similar a leer las páginas de un libro que se creía perdido hace mucho tiempo. Como se detalla en una publicación reciente en la prestigiosa revista Genome Research, un espécimen de tilacino de 132 años proporcionó el material fundamental para este ambicioso esfuerzo. A partir de este espécimen, almacenado a temperatura ambiente, se han aislado millones de secuencias de ARN, lo que ofrece a los científicos una inmersión profunda en la composición genética de la criatura y sus formaciones proteicas corporales.

La esencia del espécimen, el propio transcriptoma que captura los genes expresados ​​por un organismo, se extrajo de la piel y los tejidos del músculo esquelético del tilacino. Mientras que el genoma representa la totalidad de la información hereditaria del organismo, el transcriptoma es la unidad funcional, esencialmente el ARN que expresa esta información.

Los científicos están creando el animal desde cero utilizando ARN secuenciado de un espécimen de 132 años. (CRÉDITO: Archivo de Historia Universal – Getty Images)

Curiosamente, las secuencias extraídas de los músculos resaltaron su funcionalidad, mostrando cómo se estiran y contraen. Al mismo tiempo, las secuencias de la piel revelaron las complejidades de la formación de queratina, la proteína fundamental responsable del cabello, las uñas y la capa externa de la piel.

Emilio Mármol, autor principal del estudio y estimado biólogo computacional del SciLifeLab en Suecia, comentó: “Resucitar al tigre de Tasmania o al mamut lanudo no es una tarea trivial. Será necesario un conocimiento profundo de la regulación del genoma y del transcriptoma de especies tan icónicas. Sólo ahora esta información comienza a revelarse».

Dos tilacinos extintos o tigres de Tasmania

Si bien el tigre de Tasmania está a la vanguardia de esta saga científica, las implicaciones van mucho más allá. Antes de esto, la extracción de ARN más antigua procedía de un lobo de 14.300 años conservado en permafrost. Este reciente logro con el tilacino, obtenido de una muestra en el Museo de Historia Natural de Estocolmo, allana el camino para la resurrección de varias especies perdidas en la extinción inducida por el hombre.

¿La redención de la humanidad?

Las cicatrices que los humanos han infligido a la biodiversidad de la Tierra son profundas e innegables. Sin embargo, con la ciencia como aliada, hay un rayo de esperanza. Si bien quedan muchos desafíos técnicos y éticos por delante, esta investigación simboliza una forma potencial de reconciliarse con la naturaleza.

Mientras nos encontramos en esta encrucijada, una cosa es segura: la ciencia está trabajando incansablemente para reparar el daño y tal vez, en un futuro no muy lejano, podamos ser testigos del regreso de criaturas que alguna vez pensábamos perdidas para siempre.

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