Hace algún tiempo, Leonardo Padrón afirmaba que eres un error ortográfico y mi mente, de inmediato, te imaginó con esa B que te distorsiona por completo, de la misma forma que te han distorsionado en la vida real.
Por: Gustavo Yepes – Wall Street International Magazine
Hoy, lamentablemente, tu nombre comienza con…
…la B de «barbarie». Estás en manos de unos salvajes que se han llevado por delante, con una saña digna de lo que representan, todo lo bueno, lo hermoso, que te hace grande.
… la B de un «bolivarianismo» mal entendido, desfigurado, que no hace honor en nada a nuestro libertador, «civilista y héroe», como magistralmente lo describió el poeta Rafael Yepes Trujillo.
…la B de «burla» que unos usurpadores usan para humillar a un pueblo que, en gran número, creyó en ellos y hoy ven cómo los beneficios de esa «revolución» solo son para unos pocos, para los elegidos.
…la B de «brutalidad», trastocada en crueldad para reprimir a quienes nos oponemos usando el derecho que nos da la libertad de pensamiento, suerte de enemigo extremo de quienes hoy ejercen el poder usurpado.
…la B de «bajeza», propia de quienes usan la fuerza, la humillación, la vileza, a falta de otros argumentos.
…la B de «baraja», de moneda de cambio de la dignidad, la soberanía, las riquezas, por la permanencia en el poder.
Yo te sueño con tu V original, bien escrita. Te sueño con…
…la V de «vida», contraria a la cultura de la muerte que hoy impera. Sueño con un país donde los niños puedan volver a nacer y sobrevivir con dignidad, los jóvenes y adultos puedan caminar tranquilos sin temor a que los hijos de la «revolución» atenten en contra de su integridad, donde los ancianos puedan cosechar los frutos que sembraron y se marchen tranquilos, con su dignidad intacta, el día que les corresponda.
…la V de la «verdad» en lugar de la mentira, el engaño, el misterio. Sueño con la transparencia y la honestidad de los dirigentes y los dirigidos.
…la V de «victoria», de una victoria del bien sobre el mal, una victoria de un pueblo que está siendo oprimido por la barbarie pero que, una vez más, sabrá levantarse e imponerse porque el mal no dura para siempre.
…la V de «valentía» de quienes no cejan en su empeño por devolverte la libertad; de los jóvenes, de las mujeres que han dado un paso adelante a sabiendas de las consecuencias, de esos valientes que hoy se encuentran en el exilio o en el recuerdo. Más tarde que nunca entenderemos que su sacrificio no fue en vano.
…la V de «Vinotinto», ese símbolo que nos hincha el corazón cuando nuestros atletas lo visten y lo dan todo por la patria que merecen.
…la V de «variedad», de todos los colores y matices de pensamiento, del diálogo que construye en contraposición al monólogo oficial, de la amistad sin importar la forma de pensar, del amor por encima del rencor, de la unidad sin condiciones en búsqueda del bienestar común.
…la V de «volver», pensamiento recurrente de millones de emigrantes que hoy se encuentran en tierras extrañas, la mayoría de ellos mostrando al mundo todo de lo que somos capaces. Sueño con escuchar, sin descanso, el grito esperanzador de Pérez Bonalde en su Vuelta a la Patria: «¡Ya piso el santo suelo en que probamos el almíbar primero de la vida!».
En fin, te sueño con la V de la Venezuela de mis ancestros, de mi infancia sin sobresaltos, de mi juventud forjadora de lo que hoy soy, de mis hijos que te recuerdan y mis nietos que no te conocen, de mis amigos que permanecen o que se han marchado en búsqueda de lo que hoy se les niega, de los músicos que riegan de hermosas notas los más variados rincones del planeta, de los profesionales que contribuyen al bienestar y desarrollo de los países que generosamente los han acogido.
Te sueño, mi Venezuela, sin errores ortográficos, bien escrita, como tú lo mereces.