Durante la pandemia del COVID-19, se implementaron diversas normas y comportamientos que, en retrospectiva, son absurdos. A continuación, recordaremos algunas de las más notables:
- Rociar a las personas con desinfectante: Algunas personas creían que rociar a otros con desinfectante podría ayudar a prevenir la propagación del virus. Sin embargo, esta medida carecía de base científica y resultaba ineficaz.
- Asientos precintados: En algunos lugares, los asientos en espacios públicos, como parques o plazas, se precintaron para evitar que las personas se sentaran juntas. Esta medida, aunque bien intencionada, a menudo resultaba incómoda y poco práctica.
- Libros en cuarentena: Las bibliotecas implementaron medidas para desinfectar los libros antes de prestarlos. Sin embargo, esto llevó a situaciones absurdas, como libros en “cuarentena” durante varios días antes de poder ser prestados nuevamente.
- Carteles que decían “quédate en casa”: Aunque el mensaje era importante para reducir la propagación del virus, la repetición constante de este lema en carteles y anuncios a veces parecía excesiva y redundante.
- Normas cambiantes y contradictorias: Durante la pandemia, las normas y restricciones se modificaban con frecuencia. Esto generaba confusión y dificultaba la adaptación de las personas a las nuevas reglas.
- Cierres de calles a vehículos y no a peatones: Al menos en Venezuela, se trancaron las calles y autopistas, sin embargo la gente podía caminar sin ningún problema mientras que tuvieran tapabocas… hasta se usaba el Metro.
En resumen, estas medidas, aunque tomadas con la intención de proteger a la población, resultaron en situaciones absurdas y difíciles de entender.