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Argentina y Cuba tuvieron un duro intercambio de descalificaciones al cierre de la XXIX Cumbre Iberoamericana

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‘Cuba debe restablecer la democracia y respetar los derechos humanos y las libertades individuales’.

La tensión diplomática entre los gobiernos de Cuba y Argentina tuvo un nuevo capítulo este viernes durante la XXIX Cumbre Iberoamericana, que se celebró este viernes en la ciudad ecuatoriana de Cuenca, informó el periódico local El Comercio.

Así, el embajador de Argentina en Ecuador, Eduardo Acevedo, y el jefe de la delegación de Cuba, el director general Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), Rodolfo Benítez, intercambiaron «un tenso cruce de palabras en la sesión plenaria», calificó el citado medio, toda vez que «Acevedo centró su discurso sobre la necesidad de que se restablezca la democracia en Cuba».

El representante argentino aseguró que su país «no puede permanecer ni permanecerá callado ante las violaciones al Estado de Derecho y a los derechos humanos, donde sea que ocurren, como es en el caso cubano».

«Nuestra posición es muy clara: Cuba debe restablecer la democracia y respetar los derechos humanos y las libertades individuales. Es fundamental que no impulse políticas totalitarias en la región y que se enfoque en mejorar la calidad de vida de su población a través de respeto a la libertad y en brindar bienestar a todos sus ciudadanos», agregó.

Benítez, por su parte, acusó a Argentina de intentar «hacer fracasar la Cumbre de Cuenca». «Pretendieron acallar la voz firme de Iberoamérica en defensa de la igualdad de género. Trataron de imponer la anticientífica postura de que el cambio climático no existe», dijo, citado por El Comercio.

«Hicieron todo lo posible para evitar que existan pronunciamientos en contra de los discursos de odio», agregó y acusó a la delegación argentina de «intentar borrar de los documentos de la Cumbre los derechos de las mujeres y los objetivos de desarrollo sostenible».

Ante tales acusaciones, Acevedo desmintió a Benítez: «Rechazamos con firmeza las declaraciones de Cuba sobre mi país, mi Gobierno y la política exterior soberana de la República Argentina».

Acevedo aclaró, además, que la comunidad Iberoamericana se rige por el principio del consenso. «Argentina brindó ese consenso para 71 de los 72 párrafos del borrador de la Declaración de Cuenca y en 17 de los 24 comunicados especiales y estaba listo para adoptar todos ellos como documentos de la Cumbre Iberoamericana», dijo y enfatizó que «lamentablemente Cuba no brindó el consenso el jueves 14 de noviembre, ni para los 17 comunicados».

Este cruce es solo uno de los varios que tuvieron lugar en la Cumbre, que, según diversos analistas, escenificó la desunión de los países latinoamericanos, enfrascados ahora mismo en una serie de conflictos cruzados que han hecho imposible mostrar al mundo unidad y consenso.

Asimismo, Acevedo se refirió a los regímenes de Venezuela y Nicaragua: «En este preciso momento, seis ciudadanos venezolanos se encuentran en la Embajada argentina en Caracas, rehenes de un régimen corrupto, que decide ignorar todas las normas del derecho internacional y que no otorga los salvoconductos correspondientes a la institución del asilo«.

«¿Cómo es posible que hagamos silencio ante esta grave situación? ¿Cómo es posible que nos sentemos en la misma mesa debatiendo calendarios y declaraciones sin hacer mención al cerco que se continúa cerrando en Nicaragua sobre la prensa independiente, a la privación de nacionalidad a opositores políticos y la persecución a organizaciones de la sociedad civil?», agregó

Desde la sede, el diario español El País indicó que el ambiente en los pasillos de la Cumbre era tenso y que esta se cerró sin acuerdo, incluso terminó cuatro horas antes de los provisto debido a la suspensión de varios eventos. «A la ausencia de grandes líderes se sumó el malestar de los presentes con Daniel Noboa, que centró la cumbre demasiado en él y sus problemas al frente de Ecuador, desconociendo el funcionamiento de una multilateral», reseñó el citado medio.

En Cuenca, España, a través del Rey Felipe VI y el canciller José Manuel Albares, recibió la secretaría general pro témpore de la organización, y tiene por delante dos años en los que intentará mediar en los grandes conflictos del continente, así como en las tensas relaciones diplomáticas que sostiene con México y Argentina.

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