Del suicidio no se habla en Venezuela, y si bien este país dista de estar entre las naciones con mayores tasas en el mundo o en América Latina, el fenómeno va en aumento sin que haya actuación oficial, según el registro de una organización no gubernamental venezolana.
Dada la falta de información oficial sobre los casos de suicidio, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) ha venido realizando por varios años una documentación propia a partir de las reseñas en más de 80 medios de prensa digitales a los cuales se le hace seguimiento sistemático.
Los investigadores aclaran que hay un subregistro, en vista de que no todos los casos terminan siendo reseñados; pero, en todo caso, ante la ausencia total de cifras que ayuden a entender la magnitud del suicidio entre los venezolanos, consideran su monitoreo un aporte sobre el tema.
La cifra ha ido en ascenso desde 2020. Ese año se contabilizaron 306 muertes y 39 intentos de suicidio, un año después se elevaron los datos a 340 fallecidos y 52 intentos. En 2022 fueron 388 suicidios y 65 intentos.
La tendencia apunta a que al cierre del 2023 se podría estar por encima de los 400 casos, según la documentación del OVV. Entre enero y julio de este año, tuvieron lugar 256 suicidios reseñados por los medios de prensa y 40 intentos.
Delys Navas, psicóloga con formación clínica y asociada a la red de Psicólogos Sin Fronteras, comentó a DIARIO DE CUBA que un grupo de psicólogos se ha abocado a estudiar el caso del estado Mérida, en la zona andina de Venezuela, que reúne la tasa más alta según los datos del OVV.
Navas resaltó que hay psicólogos trabajando para determinar cuáles son los factores específicos que están causando el alto índice de suicidios en Mérida, pues de acuerdo al OVV, este estado (provincia) lidera las regiones con 33 personas que terminaron con su vida, representando el 13,7% del total contabilizado, entre enero y julio de este año.
La psicóloga indicó que la mayoría de los suicidios en esta entidad están ocurriendo en hombres entre los 20 y 50 años: «Estas son edades consideradas productivas para trabajar, estudiar o tener una familia», y esto luce trastocado por la crisis humanitaria compleja que asola a Venezuela desde 2016. De acuerdo con el OVV, a partir de ese año comienza a hacerse visible el tema en medios de prensa independientes del país.
El Gobierno de Nicolás Maduro no ha abordado el tema, ni ha dictado ninguna directriz en torno a este aumento de los casos de suicidio en el país.
«Se están produciendo 1,2 suicidios al día y de mantenerse esa tendencia superaremos los 400 casos al cierre de año, un valor superior al de los años pasados», apunta el geógrafo Gustavo Páez, director del OVV en Mérida, quien agrega que la «violencia autoinfligida en Venezuela va fluctuando al ritmo que le imprime la crisis humanitaria».
El investigador aclara que el suicidio es un fenómeno multifactorial en el que se combinan condiciones individuales, familiares y sociales, por lo que no puede achacarse solamente a la grave crisis económica, aunque obviamente la falta de expectativas sobre una mejoría en las condiciones de vida puede ser el detonante en algunos casos.
Por su parte, el estudio Psicodata, presentado este año por la Universidad Católica Andrés Bello, tiene una aproximación clara a esta interacción entre crisis económica y estado emocional del venezolano.
Con base en una encuesta realizada a finales de 2022 y principios de 2023, el 90% de los consultados siente preocupación ante la situación nacional, el 79% afirmó sentir rabia por saber a dónde ha llegado Venezuela y al 73% le entristece pensar en el futuro del país.
Asimismo, cuatro de cada diez venezolanos aseguraron que, con frecuencia, su estado de ánimo se ha ido deteriorando por estas razones. Para seis de cada diez personas (64%), la principal fuente de estrés en su vida diaria son los problemas económicos.
El OVV contabilizó durante 2022 un total de 53 casos de niños, niñas y adolescentes. Hasta mediados de mayo de este año, se habían contabilizado en Venezuela 19 casos de suicidios de menores.
Para Iris Rojas, investigadora e integrante del OVV, el alza del índice de suicidios que muestra el país, especialmente desde 2020, está muy ligado a la crisis económica, sanitaria y social, devenida en emergencia humanitaria compleja que sigue en desarrollo. El primer semestre de 2023 ha sido, nuevamente, un período de contracción económica en Venezuela.
«Nuestra hipótesis apunta a que los índices elevados de pobreza que se mantienen en el país y el incremento de la desigualdad social, ambas situaciones derivadas de la emergencia; combinados con el aumento de casos de depresión, ansiedad y desesperanza siguen conduciendo a buen número de individuos, de diferentes edades, a comportamientos suicidas», explicó la especialista.
Rojas, al referirse a los casos de suicidios de niños, niñas y adolescentes en Venezuela, los ve asociados a la «disfuncionalidad y desestructuración familiar; violencia doméstica, sexual, de género y contra niños, niñas y adolescentes».
Finalmente, la psicoterapeuta Delys Navas indicó que el comportamiento suicida variará de acuerdo a la edad que tenga la persona. En el caso de los niños, niñas y adolescentes, el decaimiento y la expresión de resentimiento, serán característicos.