Según los últimos datos de Eurostat, la capital catalana es la segunda ciudad europea donde es más probable sufrir un robo, sólo por detrás de Bucarest. Como cita Vozpopuli, el estudio revela que el riesgo de ser víctima de un hurto en Barcelona es 2,9 veces superior a la media española, un dato que desmonta el discurso oficial de la Generalitat sobre la supuesta mejora de la seguridad.
Mientras el Gobierno catalán presume de un descenso del 8,8% en los delitos registrados durante el primer semestre de 2025, las estadísticas europeas dibujan una realidad distinta: la delincuencia sigue disparada en las calles de Barcelona, especialmente en las zonas más turísticas y comerciales.
El informe de Eurostat, correspondiente al año 2022, sitúa a España como el país con más robos por habitante de toda la Unión Europea, con una media de 131,8 sustracciones por cada 100.000 personas. Le siguen Bélgica (103,3), Francia (99,8) y Luxemburgo (98,6). En conjunto, en la UE se registraron más de 253.000 robos durante ese periodo.
Los datos también revelan que uno de cada diez ciudadanos europeos percibe la delincuencia, la violencia o el vandalismo como un problema grave en su barrio, una sensación que en el caso de Barcelona se ha convertido en una preocupación estructural. Los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana reconocen la existencia de «multirreincidentes» —delincuentes con decenas de detenciones que vuelven a las calles en cuestión de horas—, una situación que ha convertido a la ciudad en un símbolo del fracaso del sistema penal y migratorio español.
Paradójicamente, esta oleada delictiva no ha frenado el turismo internacional. Barcelona se mantuvo en 2023 como la cuarta ciudad más visitada de Europa, con 27 millones de pernoctaciones, sólo superada por París, Roma y Berlín. Además, fue la tercera ciudad europea con más estancias contratadas a través de plataformas de alquiler turístico —más de 10 millones de noches de visitantes extranjeros y 1,3 millones de nacionales—.
