La última semana ha sido tal vez la más difícil internamente para el gobierno de Joe Biden. Primero, encontraron material altamente clasificado de la Casa Blanca en su oficina en el Centro Penn Biden, sede de su fundación; unos días después, aparecieron más documentos clasificados en la guantera de su auto en el garage de su casa en Delaware.
Y como si esto fuera poco, cuando agentes del FBI fueron al domicilio privado de Biden para buscar dichos documentos, encontraron una caja más en el cuarto de invitados también con archivos altamente confidenciales.
En una clara violación de la Ley de Registros Nacionales de 1978, que prohíbe que cualquier material clasificado abandonde la Casa Blanca u otro edificio de máxima seguridad, Biden fue atrapado infraganti en un delito federal que le podría costar la presidencia.
Es extraño que estos archivos hayan “aparecido” justo en estos momentos, y ya se habla de una fuerte interna en Washington tras la derrota en las elecciones de medio término de noviembre del año pasado como el catalizador de un sector del Partido Demócrata que busca la salida de Biden antes de 2024.
Ahora, la presión está aumentando para que Biden haga públicos los registros de visitantes de su casa en Delaware, donde dos grupos de documentos clasificados fueron encontrados. No solo el corresponsal de Fox News, Peter Doocey, indagó sobre este tema en la conferencia de prensa de la portavoz de la Casa Blanca, si no que incluso periodistas de medios demócratas como CBS confrontaron con Karine Jean-Pierre.
La secretaria de prensa se puso furiosa cuando se le preguntó si el gobierno se comprometería a publicar los registros de visitantes de la casa de los Biden en Delaware, y desvío el tema, argumentando que Biden es implacable en ese sentido porque reinstituyó el registro de visitantes a la Casa Blanca, algo que Trump había derogado.
“No olvidemos lo que hicimos aquí en esta Casa Blanca. Instituimos algo de lo que se deshizo la última administración, que es asegurarnos de que hubiera un registro de la Casa Blanca, un registro extenso de la Casa Blanca”, respondió Jean-Pierre, aunque sin relación a la pregunta que se le había heco.
Steven Nelson, del New York Post, intentó intervenir aclarando que la pregunta que se le había hecho era en relación con los registros de la casa en Delaware, no de la Casa Blanca, a lo que la portavoz presidencial no respondió y decidió cambiar de tema. “Oh lo siento. Estaba llamando al caballero que quería hacer una pregunta que no estaba relacionada con esto”, se burló de Nelson.
Además, la funcionaria se negó a proporcionar un número aproximado cuando se le preguntó cuántas personas habían entrado y salido del Centro Penn Biden y de la residencia de los Biden en Wilmington desde que Biden guardó allí documentos clasificados. “Hay una revisión en curso de esto y lo remitiría al Departamento de Justicia”, dijo cuando se le preguntó si sonaba cada vez más como un disco rayado.
Los documentos que fueron encontrados, según el fiscal especial asignado al caso, corresponden a archivos a los que Biden tuvo acceso durante los años 2008-2016 durante su mandato como vicepresidente, por lo que este material se encuentra expuesto desde hace varios años.
Los republicanos en el Congreso están preparando una presentación para investigar la situación, en vistas de convocar un impeachment (juicio político) contra Biden. Un reciente reporte reveló que diplomáticos y empresarios chinos visitaban constantemente el edificio de la fundación del presidente, por lo que los documentos de inteligencia allí encontrados pueden haber sido expuestos al Partido Comunista Chino.
Además, se sabe que Biden invitó políticos, empresarios y periodistas de todas las nacionalidades a su residencia en Wilmington, especialme durante la campaña presidencial de 2020, donde los otros documentos clasificados estaban en una situación incluso más vulnerable.
