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Chile intenta este domingo, de nuevo cambiar su Constitución, con el ascenso de la derecha

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Chile celebrará este domingo sus segundas elecciones constituyentes en dos años, después del rechazo en 2022 de la primera propuesta de Ley Fundamental. Votará para elegir a 50 consejeros que redactarán la propuesta de Constitución. Frente a la debilidad actual del Gobierno de Gabriel Boric, se espera el ascenso de la derecha y extrema derecha.

El domingo se elegirán los 50 constituyentes encargados de redactar la propuesta de nueva Constitución. Esta vez, el contexto es distinto del de 2021, cuando la población aún estaba en la efervescencia del estadillo social de 2019. Pero tras el rechazo al 62% de la primera propuesta de constitución en septiembre de 2022, los ciudadanos ahora enseñan una falta general de interés en la elección y en el proceso constituyente en sí.

«Hay elecciones el domingo y mucha gente no sabe ni siquiera qué es lo que se vota», comentó a EFE Estefanía Andahur, de la Red de Politólogas.

Según la encuesta Criteria, publicada a de comienzos de abril, solo el 31 % de los chilenos está interesado en la redacción de una nueva Constitución. Chile actualmente tiene una Constitución heredada de la dictadura (1973-1990) y reformada varias veces durante la etapa democrática.

«Muchos de los que estuvieron a favor de la propuesta anterior se sienten desencantados y piensan que el proceso está controlado desde arriba», explicó Claudia Heiss, de la Universidad de Chile.

Este año, la novedad es la participación de un grupo de 24 expertos designados por el Parlamento que tienen como misión elaborar un borrador que sirva de base a los 50 constituyentes. De los 50 consejeros, 25 serán mujeres y 25 hombres.

Al recibir el borrador propuesto por los expertos, los nuevos consejeros tendrán cinco meses a partir del próximo mes de junio para hacer modificaciones. El texto final será sometido a referéndum en diciembre.

Según varios expertos, se trata de una cita electoral de resultado impredecible por la coyuntura de varios factores: “la gran característica de esta elección es que tiene voto obligatorio (por primera vez desde 2012) en un momento en que gran parte de la población siente un alto desinterés por la política y rechaza el sistema y los partidos tradicionales”, explicó a EFE la académica Isabel Castillo, de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile.

Ascenso de la derecha

La derecha se divide entre tres facciones y librará una feroz batalla. Está la tradicional alianza, que concurre con el nombre de Chile Seguro, la emergente de extrema derecha que se llama Partido Republicano, y la emergente populista, el Partido de la Gente.

La gran interrogación de estos comicios es el número de escaños que conseguirán el ultraderechista Partido Republicano y el Partido de la Gente. En la última elección, estos partidos no participaron ya que fueron formados recientemente.

«El destino de este proceso se juega el 7 de mayo. A Republicanos y al Partido de la Gente les pronostican casi 20 escaños. Si superan los 30, tendrán capacidad de veto porque las normas constitucionales necesitarán 3/5 para ser aprobadas. Es probable que boicoteen todo», advierte Javier Couso, académico de la Universidad Diego Portales y la Universidad de Utrecht.

Pero para Heiss, más que obstaculizar el proceso, estos partidos de derechas tratarán de «garantizar que se reproduzca la Constitución de 1980 y se mantenga el statu quo».

Gabriel Boric debilitado

En el lado del oficialísimo, Gabriel Boric podría acusar un golpe frente a la baja popularidad del actual Gobierno, que ahora tiene alrededor del 30% de aprobación.  

«Los temas más propios de la izquierda se han visto eclipsados por la seguridad, que es bandera de la derecha. La izquierda no ha sabido defender sus banderas», dijo a EFE Octavio Avendaño, de la Universidad de Chile.

«Teniendo en cuenta que lo único de que se habla en Chile es seguridad y migración, me temo que el sesgo de esta convención sea más la derecha que la (posición ideológica) media del votante», también dijo Couso.

La formación del Gobierno llega dividida en esta elección, ya que después de varias semanas de negociaciones, no se logró conciliar las dos almas de la coalición y tuvieron que separarse en dos.

Unidad para Chile es el nombre de la lista de los socialistas y las fuerzas más a la izquierda de la coalición gubernamental, reuniendo el partido donde milita Gabriel Boric.

Por otro lado, la centro izquierda tradicional presenta una lista llamada Todos por Chile e intentará seducir a los votantes moderados.

Si la suma de las dos listas queda por debajo de 21 de los 50 escaños en liza, «la centro izquierda quedará un poco debilitada, pero no tanto como para que se quiebre la alianza gubernamental», según el politólogo de la Universidad Diego Portales Vicente Inostroza.

EFE

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