Con la demolición de las opiniones de los «expertos» sobre COVID, los mandatos de máscara son inútiles; las vacunas no logran detener la transmisión; lo más probable es que el virus proviniera de ese laboratorio de Wuhan: es hora de analizar detenidamente otro pseudoconsenso importante de «ciencia establecida»: la condenación climática.
Editorial The New York Post
El cambio climático es real, y la actividad humana contribuye a ello. Pero la mecánica exacta no se entiende ni remotamente tan bien como dice la sabiduría recibida, y la histeria de la campaña terrorista sobre cómo abordarla, desde Greta Thunberg y Al Gore hasta Joe Biden, Kathy Hochul y la mayoría de los medios es totalmente anti -ciencia.
Los combustibles de carbono y las tecnologías que dependen de ellos son esenciales para la sociedad moderna: pretender que los gobiernos simplemente pueden ordenar que se eliminen, ordenando que existan reemplazos, es un pensamiento absolutamente mágico, y la política basada en unicornios y cristales mágicos solo puede traer desastre y sufrimiento.
Sí, las histéricas también apuntan a los desastres y al sufrimiento. Pero eso implica aún más desconexiones de la realidad (documentadas durante mucho tiempo por valientes escépticos como Bjorn Lomborg y otros). Aquí solo algunos :
- En la cumbre climática de la ONU de Glasgow de 2021, John Kerry dijo que solo nos quedaban nueve años para detener el calentamiento global. Eso siguió a la afirmación del Príncipe (ahora Rey) Carlos en 2019 de que solo teníamos 18 meses. Lo cual estaba en conflicto con la afirmación de AOC ese mismo año de que solo nos quedaban 12 años. Lo que contrastaba con la afirmación de 2004 de los verdes británicos de que el cambio climático destruiría toda la civilización humana para 2020. Esa línea de tiempo socavó la predicción de la ONU de 1989 de que solo nos quedaban tres años para ganar la lucha climática, un gran fracaso, después de que el mismo organismo dijera en 1972 del que sólo quedaba una década antes de que se acabara el tiempo.
- Considere también a los refugiados climáticos, es decir, personas que supuestamente serán expulsadas de sus hogares por el cambio climático. El Instituto para la Economía y la Paz predice hasta 1200 millones de refugiados climáticos para 2050; pero los grandes cerebros tienen un historial tan malo aquí como lo tienen en la fecha del juicio final. Las Naciones Unidas no hace mucho tiempo previeron 50 millones de refugiados para 2010 , un flujo migratorio masivo que fracasó por completo en materializarse.
- En eventos climáticos extremos individuales , el registro de los «expertos» es igual de miserable. A pesar de las interminables predicciones de incendios forestales e inundaciones que ahogan ciudades, el número total de muertes por tales eventos se ha reducido drásticamente , de alrededor de 500 000 en todo el mundo en la década de 1920 a alrededor de 18 000 entre 2012 y 2022.
- No se olvide de las criaturas indefensas que a los verdes les encanta promocionar. ¿Recuerdas el oso polar que se desvanece, una piedra angular de la obra maestra de pánico moral de Al Gore «Una verdad incómoda»? Resulta que sus números aumentaron de 2,5 a cinco veces desde los años 60. El coral supuestamente moribundo de la Gran Barrera de Coral ahora contiene más coral que en cualquier otro momento desde que comenzó el mantenimiento de registros.
Los fanáticos verdes, muestran los números, están tan a oscuras sobre la situación climática como lo estaban Anthony Fauci y otros sobre COVID. Sus “soluciones”: ¡prohibir las estufas de gas! mandato Teslas! comer gusanos de la harina! — son igualmente absurdos, ya que satisfacen la imaginación y las emociones de los progresistas ricos en lugar de apuntar racionalmente a mitigar los riesgos (muy reales) que el cambio climático realmente presenta.
Es hora de que dejemos de escucharlos, para siempre.
