Los problemas de Cuba se multiplican después de que dos fuertes temblores sacudieran la isla, que lucha por restablecer el suministro eléctrico y recuperarse del paso de un gran huracán.
El lunes, los trabajadores de la estatal eléctrica seguían intentando restablecer partes de la red después de que la semana pasada se cortara la luz en todo el país cuando el huracán Rafael tocó tierra como tormenta categoría 3.
El domingo, el extremo suroriental de la isla fue sacudido por dos sismos consecutivos de magnitud 4,0 y 6,8. El dictador Miguel Díaz-Canel dijo en la red social X que los temblores provocaron deslizamientos de tierra, dañaron viviendas y agravaron los problemas de electricidad, pero no hubo informes inmediatos de muertes.
El huracán azotó el oeste de Cuba el miércoles, mientras los residentes y el régimen dirigido por el partido comunista se despertaban con la noticia de la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos. El endurecimiento de las sanciones durante la primera administración del presidente electo, seguido de la destrucción de la vital industria turística durante la pandemia de COVID, han hundido a la nación caribeña en su peor crisis económica desde la caída de la Unión Soviética.
Al término del fin de semana se había restablecido el suministro eléctrico a cerca del 90% de los habitantes de La Habana, pero los prolongados cortes en algunas zonas han desencadenado protestas públicas poco frecuentes, y las redes sociales mostraban a residentes frustrados golpeando cacerolas y sartenes.
La Fiscalía General de la República informó el sábado que había detenido a un número no revelado de personas en La Habana, Mayabeque y Ciego de Ávila a la espera de una investigación por alteración del orden público y agresión a funcionarios públicos.
Una combinación de centrales eléctricas envejecidas y falta de combustible ha hecho que los apagones sean cada vez más frecuentes en la isla de unos 11 millones de habitantes. Cuba ha perdido el 10% de su población desde 2021.
El impacto de estos eventos ha llegado a la zona oriental de la isla en momentos en los que aún se recupera también de la embestida del huracán Óscar -hace tres semanas- y de intensos temporales de lluvias de los últimos días.
El saldo de Óscar fue de ocho muertos y dos desaparecidos, numerosas inundaciones, pérdidas en la agricultura, derrumbes parciales y totales a las viviendas, comunidades que quedaron incomunicadas por varios días, y más graves afectaciones al servicio de electricidad, entre otros estragos.
Cuba registró en 2023 un total de 7.475 sismos, de los cuales 14 fueron perceptibles, de acuerdo con el resumen anual del Cenais. Las magnitudes oscilaron de entre menos de 3 hasta 5,9 en la escala de Richter.
Anteriormente, se han documentado en Cuba otros terremotos de gran magnitud como el de 6,7 grados en la escala Ritcher registrado en febrero de 1932, y los de 6,9 acaecido en 1991 y 7,1 -de 2020- ambos localizados en la provincia Granma.
La falla geológica Oriente, la principal zona de actividad sísmica en Cuba, marcó el mayor número de sismos en el país caribeño en el pasado año.
Cerca del 70% de los temblores de tierra se reportan en esta falla Oriente, ubicada a lo largo de la costa sureste de la isla. En 2018 se produjeron 15 movimientos perceptibles solo en esa zona.
Cuba está ubicada en una región -que abarca de la República Dominicana a México– en la que confluyen diferentes sistemas de fallas tectónicas con una importante actividad sísmica.