Parece extrañamente medieval condenar a un hombre por sus oraciones. Pero los tribunales británicos han desafiado todas las expectativas razonables de la democracia moderna al condenar a un hombre por hacer exactamente eso en las calles de Bournemouth.
Por: Paul Coleman – The European Conservative
Adam Smith-Connor es un veterano militar que sirvió a su país en la reserva de Afganistán. Como parte de su formación médica, participó en 30 abortos en 2003, acciones de las que ahora se arrepiente profundamente. Adam se convirtió al cristianismo más tarde en su vida y ahora está profundamente comprometido con la oración por este tema. En noviembre de 2022, se detuvo a orar durante unos minutos, en silencio, cerca de un centro de abortos, recordando una ocasión en la que había pagado para que una exnovia abortara a su propio hijo.
Los agentes se enfrentaron a Adam y le preguntaron sobre “la naturaleza” de sus oraciones. A pesar de que ningún transeúnte afirmó haber sido perjudicado por la presencia de Adam, el contenido de sus pensamientos silenciosos fue suficiente para desencadenar una pena, que dio lugar a dos años de procedimientos penales y tres días de juicio. El breve intercambio con la policía fue grabado en vídeo y vale la pena contarlo:
Policía: “Solo queríamos pasar a saludarle, pero también a preguntarle sobre sus actividades de hoy”.
Adam: “Bueno, estoy rezando”.
Policía: “En ese sentido, ¿puedo preguntar cuál es la naturaleza de su oración hoy?”
“¿Cuál es la naturaleza de tu oración hoy?” Palabras que nunca pensé que escucharía decir a un policía en las calles de Gran Bretaña.
A pesar de estar al borde de la quiebra, el Ayuntamiento de Bournemouth, Christchurch y Poole (la autoridad local responsable de la acusación) invirtió enormes recursos en hacer de Adam un ejemplo. En una medida muy inusual y desproporcionada para un tribunal de magistrados, contrataron a un abogado del rey, lo que les costó unos honorarios legales de más de 110.000 libras por un delito con una pena máxima de 1.000 libras.
Mientras tanto, la BBC informa de que el mismo Ayuntamiento debe recortar al menos el 10% de su presupuesto para servicios locales y está pidiendo dinero al gobierno para evitar el cierre de los servicios para niños con necesidades especiales. Las prioridades de estas autoridades son verdaderamente escalofriantes. Peor aún, intentaron exigir 93.000 libras en gastos a Adam tras su condena, un hombre de medios humildes con dos hijos a los que mantener.
El juez redujo la cantidad a 9.000 libras, a pagar en cuotas de 250 libras cada mes.
Esta podría haber sido la oración silenciosa más cara de todos los tiempos.
En el fallo, el juez hizo hincapié en el hecho de que Adam dijo que su cabeza podría haber estado “ligeramente inclinada” y sus manos estaban “entrelazadas”. En realidad, Adam, un exmilitar, casi siempre se mantiene en una postura “tranquila” con las manos entrelazadas sobre su cintura. Sin embargo, esta postura fue suficiente para que el juez determinara que los miembros del público habrían sabido que estaba rezando, y eso equivaldría a violar una “zona de protección” alrededor del centro de abortos, que prohíbe “expresiones de aprobación o desaprobación del aborto”, incluso mediante la oración. Cómo alguien podría haber sabido que Adam estaba rezando específicamente por el aborto es un misterio. De hecho, nadie lo sabía en absoluto: fue el personal del centro de abortos, en lugar de un miembro del público, quien notificó a la policía sobre la presencia de Adam.
Es totalmente absurdo que una sentencia de los tribunales de justicia de Inglaterra haya evaluado seriamente la “cabeza ligeramente inclinada” y las “manos entrelazadas” de un hombre a la hora de determinar su responsabilidad penal. Además, el enfoque en la postura impidió que el tribunal llegara a la raíz del asunto: si realmente tenemos derecho a la libertad de pensamiento, libertad de expresión y libertad de religión, ¿puede ser un delito rezar en silencio en un lugar público? ¿O se supone que ahora debemos aceptar que tenemos esos derechos, pero no en lugares públicos y, desde luego, no con la cabeza inclinada?
La condena de Adam es terrible para él y para su familia. Sus antecedentes penales, sus finanzas y su reputación profesional se ven afectados por el contenido de sus pensamientos y oraciones silenciosas. Pero, en términos más generales, la condena de Adam es terrible para el Reino Unido y representa una mancha oscura en nuestra nación.
Sabemos que en otros países del mundo existen restricciones legales a las creencias cristianas para proteger la religión dominante, por ejemplo, mediante leyes contra la blasfemia, la apostasía y las leyes contra la conversión. Pero en los últimos años Occidente ha adoptado sus propias versiones seculares de estas leyes, protegiendo las ideologías seculares dominantes de nuestros días. Este proceso ha avanzado tan rápidamente que la inclinación de cabeza y el apretón de manos se han convertido en parte de la argumentación legal. Y con las propuestas legislativas del nuevo gobierno, el proceso no muestra signos de disminuir.
No cabe duda de que esta decisión es desalentadora y desconcertante, y sabemos que nos espera una batalla cuesta arriba, pero no podemos dejar de luchar por las libertades fundamentales que se han ganado con tanto esfuerzo a lo largo de muchos siglos, sin importar cuánto tiempo lleve ni los obstáculos que tengamos que superar.
