La Copa Libertadores es difícil para ir a jugar de visitante, pero la Champions League asiática parecía no quedarse atrás. Cristiano Ronaldo fue a jugar a Irán hace unas semanas con su equipo, el Al-Nassr de Arabia Saudita, y había trascendido que un grupo de abogados de aquel país buscaba abrir una causa y condenarlo a 99 latigazos por ‘adúltero’.
Lo aseguraban medios de Irán como Sharq Emroz o Rouydad24, pero horas más tarde la embajada del país asiático que funciona en España desmintió esa información.
Tras la publicación de la noticia, desde la embajada de Irán en España negaron que el deportista tuviese una condena efectiva. «Desmentimos rotundamente la emisión de cualquier fallo judicial contra cualquier deportista internacional en Irán».
Esta semana Ronaldo había anunciado que tenía en mente seguir en actividad hasta 2027 y que, para que ello se pueda concretar, necesita que el Al-Nassr le renueve el contrato por cuatro años más, según lo detalló la prensa inglesa.
El motivo para llegar a ese año es poder jugar otro Mundial, ya que si participa en el de 2026 llegará a cinco junto a los mexicanos Antonio Carbajal y Rafael Marquez, el alemán Lothar Matthäus, el italiano Gianluigi Buffon y Lionel Messi.
Esta temporada está siendo el futbolista más determinante en Arabia Saudita y ya suma 10 goles y 5 asistencias en solo ocho partidos.
Nasrin Sotoudeh, 38 años de prisión y 148 latigazos
Luchar pacíficamente por los derechos humanos. Eso es lo que ha hecho Nasrin toda su vida. Como abogada defendía a las mujeres que se negaban a acatar las degradantes leyes sobre el uso del velo o hijab.
En Irán, a las mujeres y a las niñas no se les permite salir de sus hogares a menos que se cubran el cabello con un pañuelo y los brazos y las piernas con ropa suelta. Nasrin quería cambiar esto y fue detenida por ello.
Las autoridades iraníes interpretan que eso atenta contra la seguridad nacional o es un insulto al “Líder Supremo”.
Y le han impuesto la pena más cruel: 38 años de prisión y 148 latigazos. La de Nasrin es la sentencia más dura que se recuerde en muchos años contra un defensor o defensora de los derechos humanos.
