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Diego Arria: «Maduro ha dirigido el proceso más sangriento y torturador de los últimos años»

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Vía Libertad Digital

LD entrevista al expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU: «El antisemitismo, en el fondo, es una gran muestra de envidia»

Denunciar a Hugo Chávez ante la Corte Penal Internacional le costó a Diego Arria (Caracas, 1938) el robo de dos fincas por parte de la tiranía bolivariana y, sobre todo, el exilio, «la peor pena que le pueden imponer a uno, una ausencia permanente»: «Yo estoy en Madrid, pero estoy siempre en Venezuela». Fue Gobernador de Caracas, ministro de Información y Turismo, embajador de Venezuela ante la ONU, consejero de Kofi Annan y presidente del Consejo de Seguridad de la ONU. Una fórmula lleva su nombre. El único testigo político en el juicio contra Milosevic descarta ver a Maduro en un proceso similar: «Cuando tienes a China y a Rusia, que están en el Consejo de Seguridad, no hay manera». Conversamos en su casa, sita a pocos metros del Retiro, pocas semanas antes de que en Venezuela se celebren unas elecciones presidenciales en las que, según las encuestas, la oposición arrasará. Pero, dadas las circunstancias, a saber.

P: Señor Arria, antes de nada, ¿cómo contempla las elecciones presidenciales venezolanas del 28 de julio?

R: Justo ahorita (la entrevista se hizo el lunes 24 de junio) vengo de una reunión con el cardenal, con el único cardenal que tenemos, Baltazar Porras. Justamente, el tema para conversar era el futuro. No sé cómo responder a eso. Si me preguntas si hay luz al final del túnel, te digo que sí, que hay mucha luz. El problema es que no sé la longitud del túnel. Cuando estás en manos de una corporación criminal como es la de Venezuela, y no conoces sus códigos de comunicación, no puedes ni anticipar ni prever… todo lo que te puedes imaginar de negativo, puede suceder. Hay toda clase de especulaciones y todas son posibles. Sigo siendo optimista porque, por primera vez en mucho tiempo, hay una fuerza muy legítima de resistencia. Diría que estamos ante la irrupción popular más importante que ha tenido Venezuela.

P: Pero María Corina Machado tiene prohibido presentarse, así como su sustituta, la filósofa Corina Yoris.

R: El fraude comenzó cuando inhabilitaron a María Corina. El fraude continúa cuando eliminan a la otra Corina. Y continúa ahora: quieren evitar que no tengamos los suficientes testigos de mesa. O sea, es un fraude que no se va a cometer el 28 de julio, sino que es acumulativo. Por lo pronto, Jesús, han eliminado a cinco millones de venezolanos en el exterior, y han dejado solamente entrar a 90.000. Ahí tenemos cinco millones de votos. Después, en el país han tratado y siguen tratando de ver cómo descolocan los testigos de mesas. También está el fraude que puedan hacer electrónicamente. Pero la diferencia es tan grande…

P: El diplomático Edmundo González Urrutia encabeza todas las encuestas.

R: Esos votos de Edmundo son los de María Corina. Él no tendría un solo voto, nadie lo conoce, pero la gente sabe que es María Corina la que está detrás. Él es el personaje tranquilo, calmado…, justamente, todo lo contrario que son los políticos en lidia. La que está moviendo al país es María Corina Machado. De manera extraordinaria, te diría yo.

P: Hace un par de sábados, en el Palacio de Miraflores, sede del Ejecutivo, Maduro convocó a un grupo de pastores evangélicos para celebrar el «Día del arrepentimiento y la esperanza en Cristo». En primer lugar, ¿cuán estrecha es la relación de Maduro con estos cultos?

R: (Risas) Él se ha reunido hasta con grupos locales de vudú. Chávez también lo hizo. Lo de los evangélicos fue un espectáculo denigrante y patético. Vi el vídeo, nunca imaginé que pudiéramos llegar a tal extremo en el país. El chavismo siempre ha sido amigo del vudú y de los evangélicos.

P: En segundo, ¿de qué debiera arrepentirse Maduro?

R: Primero con Chávez, y después, tras la muerte de Chávez, ha dirigido el proceso más sangriento, violento y torturador, y el de mayor destrozo de la economía del país y de la sociedad, de los últimos años.

P: ¿Y qué cree que diría Jesucristo de un tipo como el presidente de Venezuela?

R: Por sus obras lo conoceréis (risas).

P: Disculpe un volantazo: la guerra de Israel contra Hamás, ¿cómo la ve?

R: He tenido, a lo largo de mi vida pública, de mi vida pública internacional sobre todo, siempre una posición muy favorable a Israel. Por varias razones. Primero, porque considero que es el único país democrático en una de las zonas más conflictivas del mundo. Segundo, porque Israel le ha dado tanto al mundo, en tantas dimensiones de la vida: ciencia, tecnología, cultura… El antisemitismo, en el fondo, es una gran muestra de envidia. Lo que ha pasado ahora es que hay una campaña para que se olvide el Holocausto. Como si el Holocausto no hubiera existido. Como si el 7 de octubre tampoco hubiera existido. La población civil de Gaza celebraba con gritos cuando los terroristas llevaban a una muchacha presa en la parte de atrás una camioneta. Ahí no había inocentes: toda la población está involucrada en este proceso. Evidentemente, la dimensión de la reacción de Israel ha sido fuerte. Pero, como decía Golda Meir, ellos no están batallando por una guerra, sino por su existencia: su enemigo no les quiere ganar, les quiere aniquilar, eliminar. Es: «Nos quieren extinguir y no vamos a permitirlo». Cuando esa es la situación, las reacciones son distintas.

P: El Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, de Hamás –conviene tenerlo en cuenta–, dijo que más de 35.000 gazatíes habían muerto desde el inicio de la guerra.

R: ¿Quién los cuenta? Hasta funcionarios de Acnur, de la ONU, están involucrados del lado de los palestinos… Cuesta creer las informaciones que se reciben. Al mismo tiempo, está por descubrir la política de Netanyahu, durante muchos años, de ayudar a Hamás.

P: ¿Cómo es eso?

R: Lo hizo para evitar el tema de los dos Estados. Le ha dado dinero a Hamás durante diez años, y fue una pésima idea.

P: ¿Y la invasión rusa de Ucrania? Putin no gana, pero tampoco pierde…

R: Si lo valoramos hoy, da la impresión de que va a prevalecer Putin. Al mismo tiempo, los movimientos que están surgiendo en los miembros de la OTAN, y en Europa en general, anticipan que la situación no va a ser tan favorable a Putin como él se imaginaba, porque la ayuda militar ha llegado tarde, pero ya ha comenzado a llegar. Este retraso es lo que ha permitido la avanzada reciente de Putin. Esto tiene un origen: el presidente Biden salió en televisión y dijo: «Le daremos los recursos suficientes a Ucrania para que se defiendan». No: hay que darle los recursos suficientes para que ganen. Creo que el mundo subestimó a los ucranianos. Mucha gente pensó que eran rusos de segunda. Entonces, cuando Ucrania comienza a defenderse exitosamente, despiertan los gobiernos europeos y otros y dicen: «Caramba, estos tipos tienen la capacidad de defenderse. Si los ayudamos, pueden ganar». Los ucranianos no han pedido soldados, sino armamento: «Dennos los instrumentos y nosotros los usamos». Pero esa política inicial de ayudarles para defenderse no era la correcta: hay que ayudarles para que ganen.

P: Ha mencionado a Biden. Los EEUU serán presididos por un señor que está más que senil o por otro que acaba de ser condenado por 34 delitos graves.

R: Eso te da una idea de la polarización que hay en EEUU. Hay una tercera opción, Kennedy, que representa algo realmente distinto, pero no tiene la menor posibilidad. El de Biden, en el fondo, ha sido como el tercer gobierno de Obama. Biden se quedó con un montón de gente que estaba en la administración de Obama, y la influencia de Obama sobre Biden ha sido enorme.

P: Ya puesto, le pregunto por las elecciones europeas: gana el centro-derecha, cae la socialdemocracia, despega la derecha nacionalista, Alvise Pérez obtiene más votos que Podemos…

R: SALF sacó 800.000 votos, más que Podemos… me impresionó muchísimo. Eso te indica de la fragilidad del espíritu electoral de los españoles. Que este amigo haya hecho esto… Hay, en general, en el mundo, una reacción contra el socialismo. Contra los socialistas, en general: socialdemócratas, socialcristianos… Aquí en España usan mucho el término «extrema derecha», pero nunca hablan de «extrema izquierda». He seguido muy poco el proceso de las elecciones en Europa, pero sí por encima. Me parece que ha comenzado en Europa un proceso de reajuste en muchas de sus dimensiones.

P: Pasemos, señor Arria, al cuestionario base. ¿Qué es, para usted, un hombre poderoso?

R: (Piensa) Aquel que se comporta bien, honestamente, sin darse cuenta de cuán poderoso es.

P: ¿El poder corrompe o, más bien, se limita a extraer la esencia de cada individuo?

R: Ambas. Veo la corrupción como un problema de pérdida de valores. Para mí, es la peor de las corrupciones.

P: ¿Todo el mundo tiene un precio?

R: Se dice tanto que yo he llegado a creerlo.

P: ¿El poder es un opiáceo?

R: Sí, es un opiáceo, pero no tan fuerte como quienes lo consumen.

P: ¿Y cómo es su resaca?

R: Nunca lo he experimentado (risas).

P: ¿El poder es desagradecido?

R: Creo que desagradecido, en principio.

P: Si el poder te mata civilmente, ¿es posible resucitar?

R: Sí, pero no es probable.

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