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El ensordecedor silencio del chavismo: más de 40 horas de parálisis ante el Nobel de María Corina Machado

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Vía LaPatilla

Un silencio ensordecedor, que delata desconcierto y una profunda derrota narrativa, es la única respuesta que el chavismo ha podido articular tras más de 40 horas del histórico anuncio del Premio Nobel de la Paz para María Corina Machado.

En un régimen acostumbrado a la verborrea hegemónica y a la descalificación instantánea, la parálisis comunicacional de sus principales jerarcas no es una casualidad, sino el más claro síntoma de un impacto político que no supieron anticipar ni saben cómo gestionar.

Desde la mañana del viernes, las cuentas en redes sociales y los micrófonos de los voceros más estridentes del oficialismo han enmudecido sobre el tema. Ni Nicolás Maduro, ni Diosdado Cabello en su verborrea habitual; ni los hermanos Delcy y Jorge Rodríguez, artífices de la narrativa oficial; ni el fiscal Tarek William Saab, ni el canciller Yván Gil han logrado emitir una sola palabra. La maquinaria de propaganda, por primera vez en años, se ha quedado sin guion.

La única y solitaria reacción oficial provino del embajador ante la ONU, Samuel Moncada, quien, visiblemente descolocado ante la prensa internacional, solo pudo recurrir al sarcasmo como un torpe mecanismo de defensa. «No sé la reacción de mi gobierno, pero les diré la mía», admitió, antes de lanzar una ironía que desnudó la falta de argumentos: «Realmente esperaba que ella ganara el Nobel de Física porque tiene las mismas credenciales (…) Quizás el año próximo gane el Nobel de Física». Un pataleo diplomático que solo sirvió para acentuar la soledad y la desarticulación del régimen.

Este silencio sepulcral revela varias claves. Primero, el shock. El chavismo, que ha invertido años y millones de dólares en construir una narrativa que presenta a Machado como una figura violenta y extremista, se enfrenta ahora a la imposibilidad de rebatir el mayor símbolo global de la paz. Segundo, la derrota simbólica.

Atacar a una laureada con el Nobel de la Paz es un movimiento torpe que solo acentuaría su aislamiento internacional. Ignorarlo, por otro lado, es ceder un espacio de legitimidad inmenso a su principal adversaria.

Y tercero, una probable fractura interna sobre cómo reaccionar. El ala más radical seguramente aboga por la descalificación, mientras que los sectores que aún buscan algún resquicio de reconocimiento internacional entienden el altísimo costo de confrontar al Comité Noruego del Nobel y a la comunidad mundial que ha celebrado el premio.

Mientras el mundo, desde Barack Obama hasta Emmanuel Macron, aplaude y reconoce la lucha cívica de Venezuela en la figura de Machado, el poder en el Palacio de Miraflores guarda un silencio que lo dice todo. No es un silencio de indiferencia, sino el silencio de quien ha sido superado por los acontecimientos, de quien ha perdido el control de la narrativa y se encuentra, por primera vez, sin una respuesta ante el inmenso espaldarazo que ha recibido la causa de la libertad en Venezuela.

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