Humberto Calderón Berti, exministro de Energía y expresidente de PDVSA, proyecta un futuro promisorio para la explotación petrolera en Venezuela, centrado en el uso de tecnologías como el fracturamiento hidráulico (fracking) para aprovechar formaciones clave como La Luna, en el occidente, y Querecual, en el oriente.
En un video reciente, el geólogo destacó que estas formaciones, responsables de generar los vastos yacimientos de la Faja del Orinoco y otros campos en Monagas, albergan un potencial aún sin explotar. Aunque el fracking, que combina perforación horizontal y fracturamiento hidráulico, revolucionó la producción en Estados Unidos (aumentándola de 5 a 13 millones de barriles diarios), Calderón Berti aclaró que esta técnica no se aplica actualmente en Venezuela, pero será crucial para desbloquear recursos en el futuro.
El experto desmintió con firmeza los mitos que vinculan el fracking con actividad sísmica, subrayando que los 1.8 millones de pozos perforados en Estados Unidos no han causado terremotos. En Venezuela, las perforaciones actuales en el lago de Maracaibo y el oriente han usado técnicas separadas de fracturamiento o perforación horizontal, pero no la combinación de ambas. Calderón Berti explicó que el petróleo pesado de la Faja del Orinoco, originado 300 kilómetros al norte en formaciones como Querecual, migró al sur perdiendo volátiles, lo que resalta la magnitud de estos depósitos. Su análisis apunta a un horizonte donde la explotación responsable de estas reservas podría revitalizar la industria energética venezolana, siempre que se implementen tecnologías avanzadas con rigor científico.
Los recientes sismos en el occidente de Venezuela, sentidos en Zulia, Trujillo, Lara y Mérida, no tienen relación con actividades petroleras, según Calderón Berti, sino con la dinámica natural de las placas tectónicas. La colisión entre la placa del Caribe y la de Sudamérica genera fallas geológicas como la de Boconó, responsable de terremotos históricos como el de Cucu (1875), que hizo brotar petróleo cerca de Rubio, o el de Tocuyo (1950). Otras fallas, como la del Pilar en el oriente y la de San Sebastián en el litoral central, han causado sismos como los de Cumaná (1900, 1929) y Cariaco (1997). Calderón Berti enfatizó que los movimientos telúricos en Venezuela son un fenómeno geológico puro, desvinculado de la explotación petrolera, reafirmando la necesidad de entender la geología del país para aprovechar sus recursos sin caer en especulaciones.


