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El Gobierno cubano anuncia apagones diarios de tres horas hasta mayo

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En apenas un mes, los apagones previstos por el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, han aumentado hasta las tres horas, aunque podrían ser aún más por la precaria situación de la termoeléctrica Antonio Guiteras, que ayer volvió a fallar.

14 y Medio

En enero, el titular del ramo afirmó que los cortes de luz serían «de dos horas o tres. Y no a todo el mundo y no a todas las provincias», pero este jueves, en una larga intervención en el programa Mesa Redonda dedicada a explicar por enésima vez la quiebra del sistema energético, elevó el mal dato.

«Estas acciones [las paradas por mantenimiento] implican que se mantendrán hasta el mes de mayo unos niveles de afectaciones como promedio de tres horas. Esto significa la rotación de los bloques cada cuatro días, siempre que no ocurra una afectación en grandes unidades de generación», afirmó el ministro.

De la O Levy detalló un calendario de trabajos que en estos momento se concentran en la central Felton (Holguín), cuya reincorporación se prevé para finales de este mes. En ese momento le tocará parar por mantenimiento a la unidad 4 de Carlos Manuel de Céspedes, en Cienfuegos, y para marzo se prevé el regreso de la unidad 6 de Mariel, que junto con la recuperación de la de Moa añadirá 80 MW al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Para la que no se prevén muchas alegrías es para la Antonio Guiteras, en la provincia de Matanzas, puesto que, según el ministro, su condición es «extremadamente crítica». «Lleva muchos años trabajando sin mantenimiento por falta de recursos. La recuperación de Guiteras nunca pasa por menos de seis meses y menos de 40 millones de dólares que se deben tener con tiempo de antelación para la compra de las piezas y la asistencia técnica».

El funcionario advirtió de que cada vez que esta central, la mayor de la Isla, salga del sistema, se incrementarán los tiempos de los cortes eléctricos. «Eso va a seguir ocurriendo y entonces existirán más de tres horas de afectaciones. Aunque ha habido días sin Felton y sin Guiteras y con menos de tres horas de apagón. Hoy mismo puede ocurrir esto», admitió.

De la O Levy habló del incidente del pasado lunes, cuando media Isla se quedó sin luz por una avería en las líneas de transmisión de Sancti Spíritus a Ciego de Ávila por la ionización del aire durante la quema de rastrojos en una zona próxima. Según su versión, la protección del sistema funcionó, porque se cerró protegiéndolo, pero al mantenerse el calor, acabó por dispararse.

«Si el sistema estuviera robusto, aun al dispararse una línea de 220.000 voltios, la afectación no hubiera sido tan grande o no hubiera existido», añadió, y explicó que Diez de Octubre, en Nuevitas, que está funcionand, no bastó para compensar la ausencia de Felton. «También pueden ocurrir días de afectaciones, pero nada que ver con las diez horas de promedio en afectaciones del mes de octubre del 2022», insistió, un mensaje que ya quiso dejar claro el pasado enero pero del que la población desconfía por completo, especialmente porque en cada intervención pública de las autoridades las cosas cambian a peor.

El ministro de Energía y Minas, que asumió el cargo tras ser defenestrado su antecesor, Liván Arronte, a quien tocó pagar los platos rotos del desastre eléctrico, explicó ayer de nuevo cómo se ha llegado a la situación actual. Según De la O Levy, el SEN operaba en Cuba «en condiciones normales» hasta 2018 y 2019 –aunque no ha sido extraño para la población lidiar con frecuentes cortes de luz desde hace décadas–. «Incluso podíamos tener máquinas en avería y nadie se enteraba», dijo.

Pero tras la caída de los ingresos del turismo, derivada del aumento de las sanciones de EE UU durante la Administración de Donald Trump y las complicaciones de la pandemia, las compras de repuestos y los mantenimientos empezaron a ser cada vez más deficientes, provocando que la disponibilidad de energía fuera del 37% sobre la capacidad instalada en el país.

También puso cifras el ministro al gasto en combustibles que hace Cuba, a pesar de que la mayoría de las centrales funcionan con petróleo nacional y de que Venezuela le regala en promedio unos 50.000 barriles de crudo al día. Según sus cuentas, en 2019 la Isla gastaba entre 150 y 170 millones de dólares para comprar combustible, mientras en 2021 empleó 1.471 millones de dólares y, en 2022, 1.700, «en momentos donde no había turismo, ni otras fuentes de ingreso».

El funcionario repasó los problemas que se acumularon en el SEN durante el pasado año, incluyendo los incendios en dos unidades de la termoeléctrica de Mariel y una en Felton, que junto a la tragedia en la base de supertanqueros y el huracán Ian, ahondaron lo malo de la situación.

De la O Levy defendió en su intervención la generación móvil, suministrada por una empresa turca mediante ocho patanas actualmente. «Hoy tenemos 633 MW instalados en esta tecnología. Esta se paga de manera mensual durante 17 años», dijo sin facilitar la cifra, que se presume abultada.»Realmente una patana llega y se conecta. Hay ocho emplazamientos de este tipo en Cuba, siete ya están generando y la última se prepara para sincronizarla con el sistema. Somos del criterio que, en medio de la crisis que estamos viviendo, fue el mejor negocio que se hizo».

Además, informó de que se va a colocar alguna patana –sin especificar si nueva o trasladando alguna– en la zona oriental de la Isla, ya que todas están ubicadas en el occidente, a su juicio porque hay más población e industria.

Otro tema que se abordó en la Mesa Redonda fueron las renovables, que resultan imposibles de financiar, según explicó, porque, entre otras razones, los inversionistas son «atacados por el bloqueo»

«Las energías renovables son financiadas por otra vía y tienen otro plan. Tenemos aliados que han invertido en energías renovables. Si nosotros cumplimos con los pagos mensualmente ellos siguen reinvirtiendo», agregó, desvelando apenas que uno de ellos es Japón.

Cuando estaba a punto de concluir el programa, De la O Levy explicó, repentinamente, que los problemas ferroviarios son la causa de que la sal no llegue a la mesa de los cubanos. «Nuestros almacenes están llenos de sal, pero no llega a la población por problemas de transportación». En las salinas, dijo, se amontonan más de 9.000 toneladas y ya se está preparando una operación conjunta con las Fuerzas Armadas para llevar 300 de ellas en barco hasta La Habana.

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