El cardenal Baltazar Porras denunció este sábado que las autoridades venezolanas le impidieron llegar a Isnotú, estado Trujillo, para participar en la celebración litúrgica con motivo de la canonización de José Gregorio Hernández, programada para este domingo 26 de octubre.
A través de una publicación en la red social Instagram, Porras explicó que, pese a haber sido invitado desde hace tiempo por el obispo de Trujillo, se le obstaculizó el traslado en distintas etapas del viaje.
“Es tradición de la Iglesia que cuando se realiza una canonización se celebren misas de acción de gracias en los lugares donde los nuevos santos han vivido o desarrollado su acción. He sido invitado por el obispo de Trujillo, desde hace tiempo, para celebrar mañana domingo 26 de octubre, día de las fiestas litúrgicas de José Gregorio Hernández”, relató el cardenal.
Porras señaló que la noche del 24 de octubre recibió una llamada del viceministro de Culto de la Conferencia Episcopal, quien le informó sobre la “inconveniencia” de su presencia en las celebraciones, alegando una supuesta posibilidad de disturbios en la localidad.
Posteriormente, se le notificó que el vuelo de Conviasa en el que planeaba viajar había sido suspendido, aunque —según comprobó— el vuelo salió y llegó sin contratiempos a Valera.
Ante la irregularidad, Porras tomó un vuelo privado; sin embargo, mientras se encontraba en el aire, los pilotos recibieron la orden de aterrizar en Barquisimeto por presuntos “fuertes vientos” que habrían obligado al cierre del aeropuerto de Valera. Más tarde, el cardenal confirmó que el terminal aéreo de Trujillo nunca fue cerrado.
El religioso también denunció una notoria presencia militar en el aeropuerto de Barquisimeto. “Ante la negativa de que el aeropuerto no lo abrían, se quiso contratar una van que hiciera el traslado por tierra, cosa que fue vetada por la fuerza pública, la compañía a la que se le había hecho el alquiler. No se nos permitió salir del aeropuerto y tuvimos que volver en medio de un despliegue militar”, detalló.
Finalmente, al verse imposibilitado de llegar a Trujillo, Porras y su comitiva regresaron a Maiquetía.
“Llama la atención que sucedan este tipo de cosas. Que uno como ciudadano no pueda moverse de un sitio a otro y con un despliegue militar”, expresó el cardenal, quien aclaró que no sufrió ninguna agresión física, aunque lamentó los obstáculos impuestos para participar en una celebración de profundo significado espiritual para los venezolanos.
