Los tan esperados Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing tuvieron un comienzo incómodo cuando un miembro de las fuerzas de seguridad locales que llevaba un brazalete rojo abordó y empujó a un reportero holandés que intentaba informar sobre el evento.
Por: The Epoch Times / Traducción libre del inglés de Morfema Press
El incidente es el último ejemplo de la intolerancia del régimen comunista hacia la libertad de prensa. Para algunos, representa un microcosmos de la represión oficial y las prácticas abusivas empleadas que han ayudado a que los Juegos Olímpicos de Invierno sean controvertidos y han llevado a algunas organizaciones a boicotear el evento.
En un clip del incidente transmitido por la emisora holandesa NOS en Twitter que rápidamente recibió miles de me gusta y re-tweets, los espectadores pueden ver al reportero de NOS Sjoerd den Daas parado frente a una calle concurrida y un paso elevado mientras pronuncia su comentario en un micrófono cuando el guardia se acerca sin previo aviso y comienza a gritar y empujarlo agresivamente.
Den Daas intenta ignorar al guardia y continúa con su reportaje, su mirada alterna entre la cámara y el cada vez más amenazante guardia, hasta que la cámara se corta.
El tweet de NOS del clip indica que den Daas pudo reanudar su informe al aire unos minutos después de que el guardia lo abordara. Pero el incidente atrajo rápidamente la atención internacional cuando una serie de publicaciones occidentales se apresuraron a informarlo.
Los Juegos Olímpicos de Invierno ya han sido una fuente de acalorada controversia internacional desde hace muchos meses. Estados Unidos y una serie de aliados occidentales anunciaron el año pasado boicots diplomáticos a los Juegos en protesta por las atrocidades del régimen chino contra los musulmanes uigures en Xinjiang y otros abusos en otros lugares.
Si bien algunos observadores elogiaron el gesto, otros argumentaron que un boicot diplomático sería en gran parte un gesto simbólico, dado que los atletas, los anunciantes, los medios de comunicación y los visitantes de muchos países seguirían apareciendo en el evento.
Algunos expertos también cuestionaron la efectividad de un boicot que no involucrara a una amplísima coalición de naciones como las que participaron en el boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú en 1980, al año siguiente de la invasión de Afganistán por la Unión Soviética.
Además de sus abusos contra los derechos humanos, Beijing también ha sido objeto de un intenso escrutinio por el trato que le da a la estrella del tenis Peng Shuai, quien desapareció de la vista del público durante algunas semanas en noviembre después de alegar en una publicación en las redes sociales que fue agredida sexualmente por un ex alto funcionario chino. A pesar de su resurgimiento posterior, persisten las preocupaciones sobre su seguridad y bienestar continuos.
En diciembre, la Asociación de Tenis Femenino, en respuesta a la controversia, anunció que suspendería todos los torneos en China continental y Hong Kong, recibiendo elogios de figuras tan variadas como Billie Jean King, fundadora de la WTA, la estrella retirada Martina Navratilova y La senadora estadounidense Marsha Blackburn de Tennessee.
