En un discurso reciente que ha generado revuelo, Maduro ha expresado su frustración por lo que percibe como divisiones y cobardía dentro del chavismo, la ideología política que ha destruido a Venezuela. Este pronunciamiento ocurre en un momento crítico, marcado por una profunda crisis política y económica, y un éxodo masivo de ciudadanos que buscan escapar de las condiciones desfavorables.
En un video difundido por medios locales y compartido ampliamente en redes sociales, Maduro acusó a miembros de su propio movimiento de huir y no enfrentarlo directamente. «Hay gente que es débil y ante una circunstancia ahí mismo reacciona,» dijo, añadiendo que «es fácil atacar a Maduro en la revolución.» Sus palabras sugieren una creciente desconfianza hacia aquellos que alguna vez fueron sus aliados, y un reconocimiento implícito de las tensiones internas dentro del Chavismo.
Maduro también hizo referencia a un «juramento sagrado» con Hugo Chávez, enfatizando su compromiso con las ideologías chavistas y llamando a los «humildes» a permanecer fieles. Sin embargo, su tono defensivo y las acusaciones de cobardía han sido interpretadas por muchos como un intento de desviar la atención de los problemas estructurales que enfrenta el país.
La situación en Venezuela permanece incierta. Mientras Maduro busca consolidar su poder y mantener la lealtad de sus seguidores, la presión internacional y el descontento interno continúan creciendo. La posibilidad de un cambio de régimen, ya sea a través de medios democráticos o por intervención externa, sigue siendo un tema de debate.
En palabras de un residente de Caracas, quien prefirió permanecer anónimo por razones de seguridad, «Maduro puede hablar de unidad y valentía, pero la realidad es que la gente está cansada. No hay futuro aquí.» Este sentimiento refleja la desesperanza que muchos venezolanos sienten frente a la prolongada crisis.
