Vía Semana
SEMANA revela la historia de uno de los principales testigos del escándalo de corrupción en PDVSA, que tiene tras las rejas a Álvaro Pulido, el socio y la persona más cercana al considerado testaferro del régimen Maduro, Álex Saab. Hace una exigencia para confesar.
Rafael Reiter Muñoz es el hombre que tiene en su cabeza y en una caja fuerte toda la información de cómo se estructuró el complejo y multimillonario desfalco a Petróleos de Venezuela (PDVSA). Dice que está dispuesto a contar absolutamente todo lo que sabe –que es mucho– y a dar los nombres de los directivos y funcionarios del chavismo participantes en este gigantesco escándalo de corrupción, que apenas empieza a salir a flote.
Sin embargo, según un documento en poder de SEMANA, Reiter, quien era el jefe de Seguridad de PDVSA, plantea una condición que, por la forma como opera la justicia en Estados Unidos, parece imposible. Prenderá el ventilador bajo la condición de “la inmunidad total”. Así se lo hizo saber su defensa a la Corte del Distrito Sur de Texas.
Reiter, un hombre de origen humilde que escaló muy rápido de la mano del chavismo en la petrolera estatal, sabe muy bien que su declaración pondrá a temblar a los máximos representantes del régimen, a la cúpula de la petrolera y, en especial, al empresario colombiano Álvaro Pulido Vargas, señalado de ser el “heredero del imperio” de Álex Saab.
El gran pero es que en Estados Unidos son contados los casos de inmunidad total que se han dado a lo largo de la historia. La tan anhelada declaración de Reiter se ha convertido en una telenovela. Estaba programada para el pasado 4 de mayo, pero sufrió un gran traspié cuando sus abogados cuestionaron a la Fiscalía de Houston y aseguraron que en ningún momento se había acordado una declaración en contra de Rafael Ramírez, el otrora amo y señor de PDVSA, considerado el zar del petróleo en Venezuela.
El conocimiento de Reiter es tanto que su declaración también es fundamental para desenredar el blanqueo de capitales y desvío de dinero ejecutados en PDVSA y que terminaron tras una estructura y compleja operación en la que participaron Pulido y su socio Álex Saab, junto con otros empresarios y abogados colombianos y venezolanos, en un banco en Andorra, el pequeño país, pero gigantesco paraíso fiscal.
El jefe de seguridad de PDVSA, quien por su cargo conoció las transacciones oscuras y las del petróleo que salía en gigantescos buques, teme represalias en contra de su núcleo familiar, que actualmente se encuentra en Venezuela. El fiscal general del vecino país, Tarek William Saab, anunció que si pisa Venezuela será detenido inmediatamente y juzgado como un traidor a la patria y a la revolución. ¿Qué es lo que tanto sabe?
Reiter, quien en sus años mozos se desempeñó como portero de una de las decenas de discotecas ubicadas en la zona rosa de Caracas, fue vinculado a PDVSA gracias a los contactos de su madre, Marla Muñoz Olivo, la mano derecha del entonces asambleísta Nicolás Maduro durante años. A causa de este contacto conoció a las grandes cabezas de la petrolera, considerada la joya de la corona del chavismo.
Luego de su llegada a la empresa fue designado como gerente de Prevención y Control de Pérdidas, un cargo que no era visible, pero fue la base para que iniciara el saqueo. Desde ahí, en 2005, empezó a entender cómo era que se movía el negocio y aprendió, como el más aventajado de los estudiantes, a realizar los movimientos precisos para que las “pérdidas” de la petrolera se convirtieran en sus ganancias personales.
Después, al ver lo lucrativo del negocio, presentaba pérdidas que solamente estaban en el papel para recibir millonarios dividendos. Apoyado por su padrino, el entonces presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, Reiter fue ascendido a jefe de Seguridad, un cargo del que tampoco sabía, pero en el que poco a poco fue aprendiendo y, sobre todo, encontrando el camino para aumentar el saqueo.
Por su grado de confianza con la cúpula de PDVSA, se le encomendó la complicada pero muy necesaria misión de llevar maletines cargados de dinero a los Gobiernos aliados de Venezuela, similar a lo que hacía el mismo Álex Saab, quien además de dólares cargaba lingotes de oro.
Con sus empíricos y torcidos conocimientos de finanzas y administración, Reiter sabía que necesitaba crear estrategias más efectivas para ocultar el dinero, evitar líos con la justicia y aumentar, aún más, su fortuna. Empezó a crear empresas en Venezuela, Barbados y Panamá a fin de realizar contratos ficticios, que se cuentan por millones de dólares, con la misma PDVSA.
Para evitar sospechas, nombró como representantes a sus amigos, familiares y compañeros. Y en este punto aparece un viejo conocido, Álex Saab, quien de la mano con su socio Álvaro Pulido logró crear diez sociedades para mover petróleo venezolano y dinero con destino a los países aliados del chavismo.
En 2017, la suerte de Reiter se vio truncada. Ya con su padrino borrado completamente del chavismo y la inesperada apertura de investigaciones contra los directivos de PDVSA, todos los reflectores apuntaron al exjefe de Seguridad de la petrolera, quien para ese entonces contaba con lujosas propiedades en Miami y Barcelona.
En España, tras pasar detenido ocho meses, decidió que lo mejor era contar lo que sabía y salpicar a todo aquel implicado en este gigantesco caso de corrupción. Esto, sin importar que hasta hace poco los consideraba sus protectores, padrinos y aliados. En ese proceso entraron en la colada los nombres de Tareck El Aissami, exvicepresidente y exministro del Petróleo; Rafael Ramírez, expresidente de PDVSA; los empresarios Samark López Bello, Álvaro Pulido y su socio estelar Álex Saab.
En ese país, del que no puede salir por la solicitud de extradición a Estados Unidos en su contra, Reiter también se ha comprometido a colaborar con otros casos de corrupción, entre ellos uno contra el banquero portugués Paulo Muta, quien habría escondido los sobornos pagados a funcionarios venezolanos con dinero de PDVSA.
En este caso, se pide lo mismo, una inmunidad total y la más grande de las protecciones para él y su familia. De no concretarse su declaración, el voluminoso expediente de PDVSA empezaría a resquebrajarse, así como varias líneas de investigación, en especial, las que vinculan a empresarios colombianos y venezolanos con el fraude.
Las autoridades de Estados Unidos saben que sin la declaración de Reiter las vinculaciones en contra de un nutrido grupo de personas por cargos de lavado de activos –uno de los más graves según su legislación– podrían caerse en cualquier momento y el escándalo de PDVSA tocaría solamente a los mandos más bajos del chavismo.
El caso de Rafael Reiter es similar al del exgeneral venezolano Hugo ‘el Pollo’ Carvajal, quien se le torció al régimen de Maduro y se refugió en España. Y, aunque allá les cayó la justicia, en Estados Unidos siguen esperando que prendan el ventilador.