Un exmilitar de alto rango del ejército venezolano reveló que el Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más peligrosas de América, opera como una herramienta del régimen de Nicolás Maduro para desestabilizar a Estados Unidos.
La entrevista, concedida a un medio importante del país norteamericano, dejó al descubierto cómo este grupo, nacido en una cárcel venezolana, se convirtió en una amenaza transnacional.
El Tren de Aragua, cuyo nombre proviene de su región de origen en Venezuela, comenzó como una pandilla carcelaria hace una década. Hoy, opera en más de 30 ciudades principales de Estados Unidos.
José Gustavo Arocha, ex teniente coronel del ejército venezolano, describió al Tren de Aragua como una organización patrocinada por el Estado venezolano, utilizada para sembrar violencia y caos en el hemisferio occidental. “El verdadero jefe del Tren de Aragua está en Caracas. Es el régimen de Maduro. Ellos crearon al Tren y lo usan como herramienta de chantaje”, afirmó en diálogo con Fox News.
Arocha, quien huyó de Venezuela en 2015 tras ser encarcelado por ocho meses por el régimen, explicó que la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) entrenó y fortaleció al Tren de Aragua como un método de guerra asimétrica, lo que permite al régimen operar con “negación plausible”. Este grupo, disfrazado de pandilla, sigue una agenda ideológica promovida por el chavismo, según el exmilitar.
Uno de los incidentes que marcó su llegada a suelo estadounidense ocurrió en Aurora, Colorado, donde integrantes del Tren de Aragua tomaron violentamente un edificio de departamentos. Desde entonces, se les vinculó con diversos crímenes, incluidos homicidios como el caso de Laken Riley, una estudiante de enfermería asesinada en Georgia.
“Quieren crear caos e inestabilidad”
Arocha también detalló cómo el régimen de Maduro utiliza al Tren de Aragua para influir en los países vecinos, al desestabilizar democracias y allanar el camino para gobiernos afines al socialismo.
Países como Colombia, Perú y Chile ya experimentaron oleadas de criminalidad vinculadas a este grupo. “Quieren crear caos e inestabilidad para moldear fronteras y promover una cultura de violencia exportada desde Venezuela”, aseguró Arocha.
En Estados Unidos, la crisis migratoria sirvió como terreno fértil para la expansión del Tren de Aragua. Con más de ocho millones de migrantes venezolanos desplazados, Arocha advirtió que el régimen encontró una oportunidad única para “crear raíces” en ese país.
Las medidas de la administración Biden, que incluyeron el levantamiento temporal de sanciones petroleras contra Maduro, contribuyeron a agravar la situación, según el exmilitar. “Cuando los migrantes se dispersan por todos los estados, el Tren de Aragua se propaga como un virus”, afirmó.
En tanto, destacó que el peligro radica no solo en los actos criminales de esta organización, sino en su capacidad para actuar como un brazo ideológico del chavismo. “El nombre mismo, Tren de Aragua, refleja su misión de transportar su ideología por todo el hemisferio occidental”.
El exmilitar insistió en la necesidad de combatir tanto al Tren de Aragua como a las raíces que lo sostienen. Advirtió que sin una estrategia que enfrente directamente al régimen de Maduro, esta amenaza continuará en franco crecimiento. “Cerrar la frontera sur no resolverá el problema. Si no se contiene a Maduro, el Tren de Aragua seguirá regresando”, declaró.
Según Arocha, Maduro utiliza los ingresos del petróleo y otros recursos para financiar sus operaciones criminales, entre las cuales se incluye al Tren de Aragua. “Si le permiten a Maduro acceder a recursos, esta banda continuará operando en Estados Unidos”, dijo.
Con la inminente llegada de Donald Trump a la presidencia, Arocha enfatizó que destruir al Tren de Aragua debe ser una prioridad desde el primer día de su mandato. “No basta con deportarlos. Si no se enfrenta al origen, el problema solo se multiplicará”.
Por último, concluyó su advertencia con una frase contundente: “La regla es no darle a Maduro la capacidad de seguir gobernando Venezuela”.
