El comandante militar que supervisa los crecientes ataques del Pentágono contra embarcaciones en el Mar Caribe que, según la administración Trump, transportan drogas, renunciará, anunciaron el jueves tres funcionarios estadounidenses.
El oficial, el almirante Alvin Holsey, deja su puesto como jefe del Comando Sur de EE. UU., que supervisa todas las operaciones en Centroamérica y Sudamérica, incluso cuando el Pentágono ha desplegado rápidamente unos 10.000 efectivos en la región en lo que describe como una importante misión antidrogas y antiterrorismo.
Se desconoce el motivo de la renuncia del almirante Holsey ahora, a menos de un año de asumir el cargo y en medio de la mayor operación en sus 37 años de carrera. Sin embargo, uno de los funcionarios estadounidenses, quienes hablaron bajo condición de anonimato para tratar asuntos de personal, afirmó que el almirante Holsey había expresado su preocupación por la misión y los ataques a las presuntas embarcaciones con drogas.
En un comunicado en redes sociales, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, no mencionó ninguna fricción con su comandante de cuatro estrellas. «En nombre del Departamento de Guerra», declaró el Sr. Hegseth, utilizando el nombre del departamento que ahora prefiere, «expresamos nuestra más profunda gratitud al almirante Alvin Holsey por sus más de 37 años de distinguido servicio a nuestra nación, ya que planea retirarse a finales de año».
La noticia de la salida del almirante llega un día después de que The New York Times informara que el gobierno de Trump había autorizado secretamente a la CIA a realizar operaciones encubiertas en Venezuela.
El Sr. Trump reconoció el miércoles haber autorizado la operación encubierta y afirmó que Estados Unidos estaba considerando ataques en territorio venezolano.
Todos estos acontecimientos ocurren mientras el ejército estadounidense planea su propia posible escalada, elaborando opciones para que Trump las considere, incluyendo ataques dentro de Venezuela.
Si bien el almirante Holsey ha sido el militar de mayor rango que ha supervisado los ataques militares, la decisión de llevarlos a cabo ha sido impulsada por la Casa Blanca, y los ataques han sido llevados a cabo por fuerzas de Operaciones Especiales.
El gobierno de Trump ha justificado sus ataques contra presuntos narcotraficantes como autodefensa nacional en un momento de altas tasas de muertes por sobredosis en Estados Unidos. Sin embargo, el aumento de sobredosis se debe al fentanilo, que proviene de México, no de Sudamérica.
El tamaño y el alcance del refuerzo militar estadounidense en la región del Caribe son significativos. Actualmente hay unos 10.000 soldados estadounidenses, la mayoría en bases en Puerto Rico, pero también unos 2.200 infantes de marina en buques de asalto anfibio. En total, la Armada cuenta con ocho buques de guerra y un submarino en el Caribe.


