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La Hispanidad como sinónimo de bien, verdad y belleza

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La pregunta de a quién le conviene que los hispanos estén avergonzados de su historia se responde con otra: “cui bono”. En latín significa “quien se beneficia”. Considerando que España fue la primera globalización, entonces es hoy la principal amenaza del globalismo.

Por: Mamela Fiallo – La Gaceta de la Iberosfera

Aunque ambos términos vienen de la misma raíz, son opuestos. En esencia, la globalización acerca a las naciones, mientras que el globalismo las desaparece. La globalización facilita el acceso del comercio y consigo el aumento de la riqueza. En contraste, el globalismo fomenta el control de la producción y potencia la pobreza, de las masas, no de las élites.

Esto último se ve retratado en la obra “El Gran Reseteo”, publicado nada menos que por el director del Foro Económico Mundial, Klaus Martin Schwab. De manera que no se trata de una “teoría de conspiración”. Es más, dicho foro anunció ocho predicciones para el año 2030, entre las que establece: «No tendrás nada y serás feliz«. Esta premisa es fundamental para comprender la necesidad de atacar el pasado para mantener a la humanidad en un eterno presente, sin aspiraciones futuras. En particular negar la vida eterna. A fin de cuentas, la evangelización fue la magna obra de la Conquista Española. Por ende, es la mayor amenaza al proyecto político económico imperante.

Fue Ida Auken, exministra de medio ambiente de Dinamarca, quien trajo este concepto a la palestra. Todo deriva en realidad de sus declaraciones para la Agenda 2030: “Bienvenido a 2030. No tengo nada, no tengo privacidad y la vida nunca ha sido mejor”.

Es decir, el fin de la propiedad privada no se limitaría meramente a las posesiones materiales. Esto va alineado a lo que el Dr. Plinio De Oliveira denominó la Cuarta Revolución en su obra “Revolución Contrarrevolución”. Detalla que la Revolución Cultural que pretende implantar un tipo humano neo-bárbaro contrario al modelo de la Civilización Cristiana. Es una revolución naturalista o primivitista. El retorno a la vida tribal, primitiva y para consolidarlo con adoración planetaria.

El humano debe estar dispuesto a sacrificarlo todo, hasta a sus hijos, por el cuidado de la Tierra. Por medio del ambientalismo, la humanidad ostenta abrazar el progresismo. Pero en realidad vuelve a la barbarie.

Por eso y más la Hispanidad resulta amenazante. Pues fue quien puso fin a la barbarie, en particular al sacrificio ritual. Y lo hizo de la forma más civilizada posible, por medio de las alianzas, no de la imposición.

Una de las grandes falencias en la enseñanza histórica es que se enfoca en el qué y no en el porqué. Se exponen datos, cifras, citas y no logran cautivar a la audiencia. Pues no transmiten la importancia de sembrar raíces sólidas para cosechar frutos. La defensa de la Hispanidad no es la excepción. Es el ejemplo palpable de cómo la falta de identidad conduce al colapso político, económico, social e incluso civilizatorio. Mientras que el rescate histórico podría lograr frenarlo.

Y no es necesario acudir a cronistas hispanos para demostrarlo. En un intento de desmitificar la leyenda rosa, el historiador australiano Matthew Restall terminó desmontando la leyenda negra. Pues destacó como pocos el rol de los indígenas y negros en la Conquista.

En su obra “Los siete mitos de la Conquista Española”, Restall destaca: el mito de los hombres excepcionales, el mito del ejército del rey, mito de la consumación, el mito de la (in)comunicación, el mito de la desolación nativa, el mito de la superioridad, el mito del conquistador blanco.

El mito más recurrente es el de la desolación nativa que reduce el proceso histórico que comentamos a un supuesto genocidio. Primero, no existen fosas comunes con los supuestos cuerpos. Segundo, la población indígena no solo no se redujo, sino que aumentó durante la etapa de conquista y la colonización.

En su obra “La población indígena de América” el venezolano Angel Rosenblat detalla que la población total de lo que es hoy América rondaba las 13 millones de personas y los indígenas eran 100 % de la población. En la actualidad, la población indígena es de cerca de 16 millones, lo cual constituye al 6% de los pobladores de estas tierras. O sea que no hubo un exterminio, sino un mestizaje. Comenzando por los propios conquistadores que tuvieron hijos con mujeres indígenas.

Uno de los ejemplos más destacados de esto es el de la Malinche, que rompe a su vez el mito de la incomunicación existente entre indígenas y españoles peninsulares.

En cuanto al mito de los Hombres Excepcionales, se parte de la premisa que la Conquista no fue posible gracias a los conquistadores más destacados sino a un esfuerzo colaborativo. En un intento de descalificar el mérito de Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Cristóbal Colón, lo que hizo tangencialmente Restall en su obra fue mostrar cómo la Conquista no fue ese proceso fulminante y violento que acusan sus enemigos, sino que tomó siglos y se logró por medio de alianzas.

Esto está estrechamente vinculado a los demás mitos. El Mito del Ejército del Rey, por ejemplo, demuestra que la Conquista no fue posible gracias a la fuerza militar de los españoles, sino en buena medida a la colaboración prestada por soldados indígenas. Solo en la caída de Tenochtitlán el 99% de los soldados que combatieron contra los aztecas eran indígenas de pueblos vecinos, hartos del excesivo cobro de impuestos, cierre de rutas comerciales e incluso de los sacrificios humanos.

Contrario a la retórica divisionista, no se trató de una disputa entre blancos y “personas de color”. Al contrario, hubo conquistadores negros. Dos de los más sobresalientes fueron Juan Valiente, que fue conquistador de Chile, y Juan Garrido, conquistador de México. A Garrido se le adjudica, por ejemplo, la primera siembra de trigo en estos lados del mundo. Además, sobrevivió la Noche Triste (donde fueron derrotados los españoles). En conmemoración suya se construyó lo que sería la Ermita de los Mártires en honor a los caídos en la batalla. Esto a su vez desmonta el mito que la fe la “impuso el hombre blanco”.

El relato antagónico a la Hispanidad señala que por las pistolas, cañones, armaduras de acero, caballos y perros es que la Conquista fue posible. No obstante, realmente más influyó durante todo el proceso el contagio de enfermedades europeas, para las cuales los pobladores locales no habían desarrollado los anticuerpos necesarios. Sin embargo, el verdadero factor que facilitó en mayor medida la Conquista fue la desunión entre los grupos indígenas (algunos de ellos incluso se aliaron con los españoles).

Por último está el mito de la consumación. La obra referida expone como Tayasal, la última ciudad maya independiente, fue conquistada recién en 1697. Es decir 205 años después de 1492, año en que Colón llegó a América.

El mensaje es claro: pueden pasar los siglos, pero finalmente la Hispanidad y su espíritu siempre vencen. Ya lo hizo hace medio milenio y puede volverlo a hacer. Para ello es necesario que los hispanos sepan comprender que descienden de los vencedores, no de los vencidos. Y que al defender la Hispanidad los hispanoamericanos no defienden a los “españoles en España” sino a sus propios ancestros que navegaron los mares en barco. Igual hay datos suficientes para que los nacidos en la península ibérica sepan que no vienen de lo peor, como les pretenden hacer creer, sino de una civilización comprometida con el bien, la verdad y la belleza.

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