La toma del poder por parte de los militares en Gabón ha demostrado que el fenómeno de los golpes de Estado podría continuar en África, con el derrocamiento de otros gobiernos autocráticos. A poco más de un mes del golpe militar en Níger, donde el presidente elegido democráticamente en 2021, Mohamed Bazoum, fue derrocado con un golpe de Estado, el golpe en Gabón podría provocar disturbios.
Cuatro días después de las elecciones presidenciales en Gabón, los militares derrocaron al jefe de Estado, Ali Bongo Ondimba, tras 14 años en el poder, precedido por su padre, y cuyo hijo estaba listo para sucederlo. Pero este no es un caso único en África.
El golpe en Gabón tuvo un rápido efecto en Camerún, donde el presidente, Paul Biya, en el cargo desde hace más de 40 años, hizo cambios en su cúpula militar. Pero el analista político Alex Gustave Azebaze opina que es difícil establecer paralelos entre Gabón y Camerún. «Creemos en un fortalecimiento de los demócratas cameruneses de todos los sectores para evitar que el Ejército se inmiscuya en la dinámica política”, explicó a DW.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, y su homólogo de Uganda, Yoweri Museveni -ya desde 1966 en el poder- enviaron a retiro esta semana a generales con varios años en el cargo. Expertos en seguridad parten de que esa medida fomentará la armonía en las filas del Ejército.
Represión y golpes de Estado
Poco después del golpe de Estado en Gabón, también Umaro Sissoco Embaló, presidente de Guinea-Bissau, creó dos nuevos puestos con asesores de seguridad para su protección debido a la ola de derrocamientos en África.
El presidente de Mozambique, Felipe Nyusi, por su parte, condenó el golpe de Estado en Gabón. Lo que debería revisarse es cómo se ejerce la democracia en el continente, explica. Nyusi gobierna desde 2015, y en su país, el Estado reacciona con represión a las protestas de la población.
Motivos: pobreza y pocas reformas
África es el epicentro de los golpes de Estado, pero ninguno se parece al otro, dijo John Chin, del Instituto Carnegie Mellon de Seguridad y Tecnología, de la Universidad de Pittsburgh, a DW. «Podemos diferenciar entre golpes de Estado que producen un cambio de régimen para derrocar a gobiernos elegidos democráticamente, como se vio en Níger, y golpes en los que son cambiados los puestos de liderazgo para mantener el régimen dominante, como hace algunos años en Chad”.
El resurgimiento de los golpes de Estado podría tener que ver, más que con actores internacionales como Rusia, Francia o Estados Unidos, con problemas locales y regionales, como la pobreza y la falta de esfuerzos democráticos.
Según Chin, entre 2007 y 2018 no hubo intentos de golpes de Estado en África, pero entre 2020 y 2022 hubo 11, y sumando a Níger y Gabón, 13, mayormente en África Occidental. Allí se produjeron desde 2020 seis golpes de Estado: dos en Mali, dos en Burkina Faso, uno en Guinea, y recientemente, uno en Níger.
Las juntas militares en la región hicieron promesas políticas en vista de las sanciones de la CEDEAO, EE. UU., Francia y otros países, pero después del levantamiento de las sanciones, dieron marcha atrás, dice Chin. Las sanciones serían un factor clave para la democracia en África, así como la diplomacia activa de la Unión Africana y de la comunidad internacional. Sin embargo, el experto cree que los intentos de golpe de Estado continuarán viéndose en África.