En mayo publiqué una entrevista con el líder de la oposición eslovena y ex primer ministro Janez Janša. Mantengo una buena relación con el político esloveno desde 2021, cuando lo entrevisté por primera vez y posteriormente traduje al español su libro We Got Up and Survived , en el que cuenta la historia de cómo Eslovenia logró la independencia. Sin embargo, no lo conocí personalmente hasta hace poco, cuando fui a la sede de su partido, el Partido Democrático Esloveno (SDS), en Liubliana.
Por: Álvaro Peñas – The European Conservative
Janša habla con mucha claridad y no es, como tantos políticos, un testaferro. Se enfrentó al gobierno yugoslavo y sufrió persecución bajo el régimen comunista. Más tarde se convirtió en ministro de Defensa de Eslovenia y fue comandante del ejército en la guerra de independencia de 1991. Su experiencia vital y sus tres mandatos como primer ministro lo convierten en un político con los pies en la tierra y muy consciente del mundo que le rodea. En esta entrevista, realizada el 20 de junio, hablamos de los resultados de las elecciones europeas, el papel del PPE y la necesidad de un cambio en Europa.
¿Cuál es su valoración de los resultados de las elecciones europeas?
Está claro que se ha producido un cambio de rumbo en Europa y que ha llegado el momento de poner fin a políticas desastrosas como la transición verde o la migración. La cuestión es si hay suficiente poder para cambiar lo que se ha hecho. Por supuesto, no es posible continuar por ese camino; hay que revertirlo.
Parece que Von der Leyen quiere repetir la coalición con los socialistas. ¿No podría ser contraproducente para el Partido Popular Europeo (PPE) al hacerle perder la confianza de sus votantes?
Para nosotros está claro: dijimos antes de las elecciones que no apoyaríamos la misma coalición que en la etapa anterior. El PPE era, y es, la mayor fuerza y ocupa el centro. El problema es que la izquierda ha formado un bloque que no llegará a ningún acuerdo con el PPE si Von der Leyen habla con los conservadores. Y el problema es que el PPE no se mantuvo lo suficientemente firme y permitió que la izquierda obtuviera una posición ventajosa desde la que decirnos lo que podemos y no podemos hacer. Creo que eso fue un error.
Ahora, la situación es más compleja de lo que parecía justo después de las elecciones. Los números están ajustados y es muy probable que haya cambios importantes en el Consejo porque hay elecciones en Francia y en Austria; y, en Holanda, se ha formado un nuevo Gobierno. No va a ser como en la etapa anterior, cuando socialistas y liberales tenían una cuarta parte del Consejo. Por eso es importante que el Parlamento Europeo refleje esta situación, este cambio. El PPE es fundamental para ello. Además, ahora somos más fuertes, y muchos de los eurodiputados más pro-izquierdistas de nuestras filas no han sido elegidos.
¿Entonces no estamos hablando del mismo PPE que hace cinco años?
Recientemente se votó para elegir nuevos vicepresidentes y todos los que votamos en el congreso del PPE contra Ursula von der Leyen salimos elegidos. Manfred Weber ya ha dicho que el PPE no permitirá que los perdedores liberales e izquierdistas nos digan con quién podemos hablar.
El mayor error que se ha cometido tras las elecciones es que no se han hecho propuestas, sino que todo el mundo ha tomado posiciones. En la reunión del PPE propuse elaborar un programa de diez puntos sobre los principales temas europeos y luego ver con quién podemos formar una coalición, pero nadie se ha preocupado por ello. Lo mismo puedo decir de la reunión de los primeros ministros europeos: la única que ha querido presentar propuestas ha sido Giorgia Meloni. Es un mal mensaje para los europeos, porque, en lugar de hacer propuestas, los ganadores y los perdedores de las elecciones están tomando posiciones, sobre todo en un momento en el que Europa se encuentra en una situación tan delicada.
¿Cuándo crees que terminará este juego político?
Espero que durante la reunión del Consejo empecemos a hablar de los temas que importan a los europeos, a pesar de la probable presidencia del Consejo Europeo por parte de António Costa.
Sí, en Portugal están muy sorprendidos por esta situación.
Éste es también un mensaje, y es un mensaje equivocado. En el PPE se ha debatido mucho sobre si apoyar o no a Costa, sobre todo porque nuestro criterio es el Estado de derecho. Pero se ha argumentado que Europa es un compromiso y que los socialistas son responsables. Sin embargo, tengo muchas dudas de que la presidencia de Costa dure cinco años, porque la composición del Consejo cambiará y a mitad del mandato hay procedimientos formales para modificar la situación. Es una cuestión matemática.
Parece que todavía hay quienes creen en la existencia de una socialdemocracia “responsable”. ¿No cree que es un grave error cuando vemos que las diferencias entre socialistas y extrema izquierda se están difuminando cada vez más?
La socialdemocracia ha desaparecido en Europa. Lo que tenemos es la izquierda radical, porque el marxismo cultural ha sustituido a lo que era la izquierda “normal” durante la Guerra Fría. Toda la izquierda europea es así, quizá con excepción de Dinamarca. El problema es que hemos estado ciegos –algunos de nosotros todavía lo estamos– durante veinte años.
¿Qué opinas de la candidatura de Kaja Kallas, primera ministra de Estonia, como Alta Representante de la UE para Política Exterior?
Creo que es una buena decisión. Su familia sufrió mucho bajo el comunismo y fue deportada a Siberia, y ella sabe a qué nos referimos cuando hablamos de transición. Sin embargo, fue derrotada en las elecciones, al igual que Macron. No hay ningún líder liberal en el bando ganador.
En España, el partido alineado con Macron, Ciudadanos, ha perdido toda su representación.
Sí, y también han tenido malos resultados en Alemania. Pero a pesar de eso, van a conseguir que las relaciones exteriores, el jefe de la OTAN, o Christine Lagarde sigan al frente del banco central europeo.
¿Qué habrían logrado si hubieran estado en el bando ganador?
Es difícil decirlo. La realidad es que ahora sólo tienen el 6% de la Cámara, pero un número desproporcionado de representantes.
¿Y Úrsula von der Leyen?
Su situación es más complicada que hace cinco años con la alianza entre el PPE y la izquierda, especialmente en la votación secreta en el Parlamento Europeo, donde está lejos de tener una mayoría cómoda. Incluso dentro del PPE, algunos de nosotros votamos en contra y muchos otros se abstuvieron.
En mi opinión, desde el Tratado de Lisboa, los grandes países no quieren personalidades fuertes en la presidencia de la Comisión para dominarla. Por eso, si Ursula no es elegida, elegirán a otra figura como ella para dirigir la Comisión. Atrás quedaron los tiempos en que se necesitaban candidatos con experiencia y ex primeros ministros.
Pero ahora Europa necesita un liderazgo fuerte.
Nunca apoyarán a un líder fuerte. Lo que buscan son funcionarios públicos.
Funcionarios que aplican el Estado de derecho en países gobernados por conservadores, pero ignoran casos tan escandalosos como el que tenemos en España.
En Eslovenia sabemos muy bien lo que ocurre en España porque estamos viviendo exactamente lo mismo. Y nuestro Gobierno, al igual que el español, ha reconocido el Estado palestino tres días antes de las elecciones saltándose todas las reglas establecidas.
Sin embargo, a diferencia de España, en las elecciones europeas los votantes han castigado al gobierno esloveno y el SDS ha salido muy fuerte.
Sí, hemos conseguido cuatro de los nueve diputados, incluido uno de un partido socio más joven. Es nuestro mejor resultado en unas elecciones europeas. Los tres partidos de la coalición gobernante sólo han conseguido tres diputados.
El Movimiento por la Libertad del primer ministro Golob, que no tiene nada que ver con la libertad, ha perdido 12 puntos desde las elecciones generales, a pesar de haber convocado cuatro referendos consultivos el mismo día de las elecciones europeas, uno de ellos sobre la legalización de la marihuana para animar a los jóvenes a votar, y otro sobre la eutanasia.
¿Cuál fue el resultado del referéndum sobre la eutanasia?
Empate. Publicamos un panfleto de la época nazi en defensa de la eutanasia: “la gente está sufriendo”, “lo hacemos por vuestro propio bien”, etcétera. Es exactamente lo mismo que decía la propuesta de la izquierda; y no, no estoy bromeando.
Antes ha mencionado los problemas políticos de Macron en Francia. ¿Qué opina de su decisión de adelantar las elecciones?
Ha cometido un error y lo único que ha conseguido es que toda la izquierda esté unida, pero no con él. Al final, su partido desaparecerá, al igual que Los Republicanos, el partido del PPE en Francia. Macron ha calculado mal la capacidad de la izquierda para unir sus fuerzas, desde la extrema izquierda hasta la izquierda antisemita, desde los comunistas hasta los socialistas. En la segunda vuelta, Macron apoyará a la izquierda, pero su partido desaparecerá.
Macron es muy dado al teatro, como cuando publicó fotos de su llamada telefónica a Putin para detener la invasión.
Cuando Rusia invadió Ucrania, Morawiecki pidió que se preparara una respuesta desde una perspectiva europea. La respuesta de Macron fue: “¿De qué perspectiva europea está hablando para un país que dejará de existir en una semana o dos?”. Una vez más, Macron hizo cálculos erróneos y los servicios de inteligencia franceses no entendieron que las fuerzas invasoras no eran suficientes para tomar el control del país.
Tal vez pensaron lo mismo que los rusos, que los ucranianos se rendirían y aceptarían el control de Moscú.
La cuestión es dónde se encuentran los servicios de inteligencia rusos desde la caída de Crimea. Poroshenko reorganizó el ejército ucraniano y era evidente que la situación no era la misma, pero los expertos rusos no lo vieron.
¿Cómo ve usted la evolución de la guerra?
Ucrania necesita armas modernas. Si las hubiéramos entregado en el verano de 2022, la guerra habría terminado. Hubo una gran ventana de oportunidad durante seis meses y luchamos para darles las armas. Zelenski dijo en la cumbre de la OTAN en abril de 2022 que no necesitaban que los soldados de la OTAN murieran por Ucrania, solo el 1% de sus reservas militares. El 1% habría sido suficiente, pero no se hizo. Hubo interminables debates sobre qué eran «armas ofensivas» o «armas defensivas». Personas que nunca habían visto un campo de batalla se convirtieron en expertos en armas. Fue vergonzoso.
En mi opinión, se trata de una estrategia, de un interés calculado, en el que Ucrania, por supuesto, iba a sufrir, pero en el que Rusia iba a perder su fuerza, un problema menos y que tal vez conduzca a cambios internos en Rusia. El problema es que no estamos en la Guerra Fría, sino en una situación nueva en la que también hay otros actores, como China. También está la India, el mayor país democrático del mundo, que se negó a firmar el documento adoptado en la cumbre suiza, y que es un país al que hay que convencer. Y todo ello sin olvidar que el actual liderazgo estadounidense es un chiste. Por eso es tan importante que Europa cambie realmente de rumbo.