Vía El Observador
A la lista de 19 extranjeros detenidos en Venezuela, acusados de pretender desestabilizar al gobierno de Nicolás Maduro, se sumó el gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo. El canciller venezolano, Yván Gil, dijo a través de Telegram que el gendarme intentó infiltrarse y agregó que el presidente Javier Milei y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, están comprometidos en “un plan terrorista”.
Milei exigió la «liberación inmediata» del gendarme, que asegura viajó a visitar a su familia, y dijo que se están realizando gestiones diplomáticas para garantizar el regreso de Gallo a su país.
Un elemento que incrementa la tensión entre los dos gobiernos es que en la embajada de Argentina en Caracas permanecen como refugiados cinco colaboradores de la líder opositora María Corina Machado, después de que Fernando Martínez Mottola dejara la legación diplomática la semana pasada.
Maduro, según reveló el canciller de Colombia Luis Gilberto Murillo, condicionó en su momento los salvoconductos para que los refugiados abandonen el país a la liberación de una persona cercana al gobierno venezolano detenida en Argentina y a que Ecuador concediera salvoconducto al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas.
“Logramos en nuestra conversación con el gobierno de Venezuela que se dieran los salvoconductos a estas seis personas, y ellos pedían que Argentina liberara a una persona muy cercana al Gobierno de Venezuela y que también se le diera salvoconducto a Jorge Glas en Ecuador”, dijo Murillo en una declaración pública en la que no informó el nombre del detenido en Argentina.
Fichas en juego
A través del intercambio de detenidos, como lo es ahora Nahuel Agustín Gallo, Nicolás Maduro ha logrado objetivos importantes para su gobierno. En octubre de 2022, el presidente Joe Biden perdonó y liberó a dos sobrinos de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores, a cambio de la liberación de siete estadounidenses.
Los sobrinos de “la primera combatiente”, como Maduro se refiere a su esposa, habían sido apresados en 2015 en Haití por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) y fueron condenados en Nueva York a 18 años de prisión.
Entre los estadounidenses liberados en esa oportunidad estaban cinco ex gerentes de Citgo, la empresa petrolera en Houston que es propiedad del Estado venezolano, que en 2017 fueron convocados a una reunión en Caracas y, una vez allí, fueron capturados por agentes de seguridad y posteriormente acusados de una serie de delitos de corrupción, entre ellos malversación de fondos.
“Acogemos con satisfacción la liberación de Venezuela de seis ciudadanos estadounidenses injustamente detenidos y un residente legal permanente de Estados Unidos”, dijo entonces el secretario de Estado, Antony Blinken.
En diciembre de 2023 hubo otro intercambio de detenidos en el que Maduro logró la liberación de Alex Saab, el empresario colombiano-venezolano que durante años facilitó operaciones financieras para su gobierno. Saab estaba preso en Florida acusado de conspiración para blanquear dinero.
Tras su liberación, Saab fue designado por Maduro como ministro de Industria y Producción Nacional, cargo que ejerce actualmente.
En el intercambio por Saab, EEUU obtuvo la liberación de diez estadounidenses presos en Venezuela, seis de ellos detenidos injustamente, de acuerdo a lo señalado por Washington. Además, negoció la liberación de 21 prisioneros políticos venezolanos.
“Reunir a los estadounidenses detenidos injustamente con sus seres queridos ha sido una prioridad para mi Administración desde el primer día. Como lo es el regreso a Estados Unidos de prófugos de la justicia”, dijo Biden.
Entre los diez estadounidenses que aterrizaron en la base militar en San Antonio, Texas, hubo uno que bajó del avión en camilla: Edgar Marval. La abogada, activista por los derechos humanos y presidenta del Instituto Casla, Tamara Suju, reveló que Marval fue torturado por funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia Militar venezolana.
Los golpes con la culata de las armas, explicó Suju a través de su cuenta en X, le ocasionaron una fractura en la columna, que agravó una lesión previa.
El Helicoide
Aunque no ha habido confirmación, se presume que el gendarme argentino Gallo podría encontrarse en El Helicoide, una edificación construida en 1950 para ser un moderno centro comercial en Caracas, pero que tras su abandono se convirtió en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
Rodeado de viviendas precarias, el aspecto ruinoso de El Helicode adquirió un aura siniestra para los venezolanos. Entre 2014 y 2017, jóvenes y miembros de partidos políticos salieron a las calles a protestar contra el gobierno. Las fuerzas de seguridad arrestaron a más de 3.000 y muchos de ellos fueron recluidos en sus salones y escaleras, convertidas en celdas improvisadas, en pésimas condiciones.
La palabra tortura se incorporó a la historia de El Helicoide. En mayo de este año, el Centro de Estudio de las Sociedades Abiertas Contemporáneas (Cesco, por sus siglas en inglés), con el apoyo de la Fundación Friedrich Naumann Argentina y Atlas Network, presentaron un documental que recoge testimonios de tres ex presos políticos que estuvieron recluidos allí. Los relatos son de golpes, amenazas de violación, uso de electricidad, asfixia con bolsas, intimidación con armas de fuego, entre otros tratos crueles.
El pasado 15 de octubre, la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de las Naciones Unidas sobre Venezuela publicó un informe que documenta la violación a los derechos humanos por parte de “las fuerzas de seguridad y los grupos civiles armados progubernamentales antes, durante y después de las controvertidas elecciones presidenciales de julio”.
“Estas violaciones incluyen detenciones arbitrarias, tortura, desapariciones forzadas de corta duración y violencia sexual, que se llevan a cabo como parte de un plan coordinado para silenciar a las personas opositoras o percibidas como tales”, dice el texto.
