Los líderes del régimen venezolano están preocupados por su seguridad personal como resultado de la campaña de presión de la administración Trump y sus medidas diarias, según un nuevo informe.
Citando a «gente de negocios bien conectada» dentro del país, el Financial Times detalló que figuras del régimen han cambiado sus teléfonos móviles, duermen en diferentes ciudades cada noche y han cambiado sus guardaespaldas cubanos por una nueva hornada de La Habana.
«El protocolo de seguridad exige que los funcionarios se desplacen constantemente entre diferentes sitios», declaró un general venezolano al medio. Especificó que figuras del régimen se desplazan entre Caracas, Valencia y Maracay.
El objetivo final del gobierno es derrocar al presidente autoritario Nicolás Maduro, añadió el medio. La campaña de presión en el Caribe y los ataques contra presuntos narcotraficantes buscan transmitir el mensaje de que quedarse será más costoso que irse, añadió el medio.
Maduro ha buscado apaciguar a Trump, y recientemente ha abogado por la paz con Estados Unidos. «No queremos guerra en el Caribe ni en Sudamérica», declaró Maduro durante un mensaje televisado. Luego, en inglés, dijo: «No guerra, sí paz. Con el pueblo de Estados Unidos. Por favor, por favor, por favor. Escúchenme. De parte del pueblo de la República Bolivariana».
Sin embargo, la administración Trump está aumentando la presión: el jueves, el Washington Post informó que una unidad de aviación de Operaciones Especiales ha volado a menos de 100 millas de Venezuela, otro mensaje a Caracas.
El informe llegó un día después de que el presidente Donald Trump confirmara que autorizó a la CIA a realizar operaciones letales dentro de Venezuela, y funcionarios le dijeron a The New York Times que el objetivo final es sacar a Maduro del poder.
Además, el Miami Herald informó el jueves que la administración Trump rechazó una oferta del régimen venezolano para derrocar a Maduro y emprender una transición. Y el viernes, el embajador de Estados Unidos ante la ONU, Mike Waltz, afirmó que la campaña de presión de la administración Trump es «consistente con el derecho de los conflictos armados y el Artículo 51 de la Carta de la ONU».