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Los 25 años del chavismo en Venezuela: el proyecto “hegemónico” de crisis infinitas

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Venezuela ha vivido crispada política y económicamente el último cuarto de siglo, con denuncias de violaciones graves a los derechos humanos, tensiones militares y huelgas. El chavismo transformó el Estado para controlarlo y aspira a reelegirse pese a su baja popularidad, advierten analistas.

La Voz de América

El chavismo cumple esta semana un cuarto de siglo en el poder en Venezuela, donde se ha articulado como un proyecto autoritario y de corte socialista que ha surfeado crisis constantes, aún bajo el escrutinio internacional por violaciones a los derechos fundamentales de su población, según expertos.

Hugo Chávez Frías, un teniente coronel venezolano que encabezó el golpe de Estado fallido contra el gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en 1992, asumió la presidencia el 2 de febrero de 1999 tras ganar las elecciones.

Según Chávez, fallecido en 2013 como consecuencia de un agresivo cáncer, aquella intentona golpista y su proyecto procuraban una transformación política, social, económica y cultural de Venezuela con base en una ideología nacionalista y de los postulados de igualdad, libertad e integración regional del prócer Simón Bolívar.

Mientras especialistas identificaron el movimiento con un término personalista, “chavismo”, él lo llamó “revolución bolivariana” y, luego, “socialismo del siglo XXI”.

Chávez ganó cómodamente cuatro elecciones presidenciales: 1998; 2000, tras la renovación de todos los poderes públicos; y las de 2006 y 2012.

Entre denuncias de la oposición, otros gobiernos y organismos internacionales sobre la erosión progresiva de la economía y la democracia en Venezuela, Chávez y Maduro lideraron al chavismo con la promesa de que sus opositores no volverían al poder.

Desmontaje del “viejo sistema”

Si bien el oficialismo promovió su proyecto como uno a favor de la soberanía nacional, la democracia participativa, la economía sostenible y la distribución justa y ética de los recursos, especialmente de la renta petrolera, el chavismo derivó en la práctica en un sistema “hegemónico”, de acuerdo con el politólogo Guillermo Tell Aveledo.

La constante de los primeros años de Chávez fue “desmontar el viejo sistema” de 40 años anteriores de gobiernos de derecha, estableciendo uno “no pluralista”, con una nueva Constitución y la “toma de poderes públicos”, como el judicial, subrayó Tell Aveledo, profesor de estudios políticos de la Universidad Metropolitana.

El intento de sublevación civil y militar de abril de 2002, que depuso a Chávez durante 28 horas, fue contestado con una “contraofensiva” del oficialismo, que incluyó miles de despidos en instituciones públicas y la estatal petrolera PDVSA, según Tell Aveledo.

Por aquellos años, el chavismo respondió con “radicalización” ante episodios “críticos”, entre ellos un paro de empleados de la industria petrolera, intentos de revocatorios contra Chávez y victorias electorales de opositores en gobernaciones y alcaldías clave del país, repasó el especialista.

“Ante cada momento crítico que planteaba la oposición, (el chavismo) se profundizaba hacia la izquierda”, dijo Tell Aveledo.

El segundo gobierno de Chávez, entre 2007 y 2013, se decantó por aumentar “la regulación estatal” de la economía y estatizar empresas de diversos rubros, en pleno descenso de “la bonanza petrolera” de sus primeros años, indicó.

“El primer chavismo no era completamente hostil a la empresa privada, eso se olvida en el tiempo. El madurismo continuó eso casi a la perfección, hasta 2018”, describió.

Apoyo popular, entre abusos

El chavismo “se mantuvo por su legitimidad” en aquella primera etapa, dijo el politólogo venezolano Benigno Alarcón Deza, también director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, en Caracas.

A su juicio, el respaldo popular sostuvo a Chávez “durante muchos años”: su valoración positiva rozó los 70 puntos, con énfasis en sectores empobrecidos.

Jesús Castellanos, politólogo especialista en asuntos electorales, matizó que el chavismo se garantizó desde sus orígenes una administración del poder electoral “subordinada” al gobierno nacional, lo que llama “autoritarismo competitivo”.

Las elecciones entre 1999 y 2010 incluyeron uso de recursos públicos a favor del oficialismo, la actuación de Chávez en campañas aún desde su cargo, el “irrespeto” de las leyes, la “coacción” de votantes y “compra del voto”, así como inhabilitaciones a opositores y “excesos” de militares, apuntó.

Entre 2012 y 2016, precisó Castellanos, el chavismo concretó su transición a un “autoritarismo hegemónico”, con los “vicios” de años pasados más los agravantes de las intervenciones de partidos opositores y la “reducción” de la oposición.

En 2015, la oposición ganó las dos terceras partes del Parlamento, pero múltiples sentencias del poder judicial, afín al chavismo, maniataron esa Asamblea Nacional.

Las votaciones desde 2017 a 2021, incluidas la de la Asamblea Nacional Constituyente y las presidenciales donde se reeligió Maduro sin el concurso de la oposición tradicional, tuvieron ya “visos de autoritarismo cerrado”, evaluó Castellanos.

“Esos procesos fueron fraudulentos, reconocidos así por buena parte del país y del mundo democrático”, comentó el experto a la Voz de América.

Lea la nota completa siguiendo este enlace a La Voz de América

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