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Nicaragua en la encrucijada venezolana: Falsos «diálogos» que deparan más tiempo y estabilidad para Ortega

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Con las dictaduras no funciona el diálogo ni las concesiones en busca de salidas a las crisis propiciadas por los regímenes autoritarios. El lenguaje que entienden es el de las sanciones y el aislamiento internacional; en ello coinciden dos analistas consultados sobre el tema.

Por: La Gaceta de la Iberosfera

El dictador sandinista Daniel Ortega sigue ignorando la solicitud de reunión de “urgencia” realizada por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en cumplimiento de la resolución aprobada por el Consejo Permanente tras los fraudulentos comicios presidenciales en Nicaragua.

La resolución, aprobada el 8 de diciembre, establece que Nicaragua no cumple con los compromisos de la Carta Democrática Interamericana, insta a Ortega a aceptar una “misión de alto nivel” para llevar a cabo reformas electorales “de conformidad con las obligaciones de Nicaragua en el marco del derecho internacional”, y designa a Almagro a gestionar una reunión para pedirle al dictador acepte el ingreso de la misión al país.

Nicaragua realizó elecciones el 7 de noviembre en las que Ortega y su mujer Rosario Murillo se declararon “ganadores” de unos comicios en los que Ortega impidió la participación de la oposición y encarceló a siete aspirantes presidenciales que aun permanecen tras las rejas.

Ortega, que maneja los asuntos de Estado como su finca, no ha respondido sobre la solicitud enviada por el secretario general, quien pidió al organismo extender el plazo a Nicaragua en espera de una respuesta hasta mediados de enero.

La respuesta de la OEA a las acciones dilatorias de Daniel Ortega, ha recibido criticas de sectores de la oposición que aseguran que otorgar la prorroga es “jugar” al plan de la dictadura que el 10 de enero asumirá el nuevo periodo de gobierno de cinco años más, con los que Ortega llegará eventualmente a 31 años en el poder. 11 de ellos durante la primera dictadura sandinista, y 20 en la segunda etapa del régimen.

Diálogo con Daniel Ortega

La misión de alto nivel de la OEA promovería un diálogo en Nicaragua “con el objetivo de celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias tempranas que sean libres, imparciales y transparentes, con observación internacional creíble”.

Pero el diálogo tampoco es visto con buenos ojos en sectores de la oposición debido a los dos fallidos diálogos entre la oposición y Ortega en el contexto de las protestas de abril de 2018, que han oxigenado al dictador.

Además, señalan que en Nicaragua pretenden promover el experimento de Venezuela en el que la oposición aceptó dialogar con la dictadura sin resultados positivos para el pueblo, el régimen se mantiene atornillado en el poder con el respaldo de las fuerzas militares.

El analista político y director del Interamerican Institute for Democracy, Carlos Sánchez Berzain, sostiene que los diálogos no funcionan con las dictaduras.

“La única manera de salir de las dictaduras son las sanciones inhabilitantes. Eso quiere decir que hay que poner sanciones de verdad, hay que tomar medidas para corregir, modificar o cesar la conducta de las dictaduras. Todo lo demás que se haga está destinado al fracaso, puede ser de buena fe o no, pero no va a funcionar”, afirmó.

Para Sánchez Berzain al sistema internacional y las democracias les toma mucho tiempo reconocer la condición de “dictadura”, mientras el pueblo sufre y se institucionalizan las violaciones de los derechos humanos.

“Es tiempo que la comunidad y los organismos internacionales, los gobiernos democráticos empiecen a responder en serio a las necesidades de los pueblos que están bajo a la opresión dictatorial que son Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela. Esa dinámica propuesta [en la resolución del Consejo Permanente] es una cuestión formal que no va a tener ninguna consecuencia, para que las tenga hay que hablar de sanciones inhabilitantes. Ese es el concepto. Todo lo demás es inadmisible”, puntualizó.

Explicó que las sanciones inahibilitantes tienen que ver con el aislamiento total, la supresión de condición de sujeto comercial a las dictaduras y con la suspensión del derecho internacional hasta que las dictaduras cesen. Hasta que se terminen.

“Hay críticas que señalan que en ese tiempo [aplicación de sanciones inhabilitantes] el pueblo va a sufrir y la respuesta a eso es: ¿Qué es lo mejor? ¿Que el pueblo sufra 63 años como en Cuba? ¿21 como en Venezuela? ¿15 o 16 años como en Bolivia? ¿O nos ajustamos los cinturones por 3 o 6 meses o un año para terminar con una dictadura?”, cuestionó.

“Si argumentamos que el pueblo va a sufrir, estamos dando a la dictadura un elemento más con el que siempre ha negociado y es utilizar a los pueblos como escudo, como rehenes, y como pretexto para seguir sosteniéndose en el poder”, dijo.

“Hay que acabar con las dictaduras y la manera del contexto internacional de la democracia son las sanciones inhabilitantes, que son las sanciones económicas. No hay que darle más créditos internacionales a Nicaragua y en referencia a los créditos que están en curso hay que suspender los desembolsos. Después hay que avanzar a suspender la calidad de sujetos del comercio privado internacional, inclusive la banca nicaragüense. Si no se hace eso la dictadura nunca va a caer”, subrayó Sánchez Berzain.

Más de lo mismo

“Aquí el problema no es persuadir a Daniel Ortega de que cambie las reglas del juego en relación a las normas electorales. Hay que exigirle algo contundente. La Carta Democrática Interamericana la han utilizado para darle más tiempo a Ortega, y el dictador ha implementado una política dilatoria para ganar tiempo”, afirma un analista político nicaragüense que pidió no ser identificado por razones de seguridad.

Añadió que las propuestas de la OEA invitan a darle más tiempo a Ortega, porque eso implica que Almagro y la misión lleguen al país para realizar procesos que al final no tendrían resultados positivos para la población que desea salir del dictador.

“La OEA es más de lo mismo. Hemos visto en los últimos tres años un discurso blando”, aseveró.

“El único beneficio que busca Daniel Ortega es alargar el tiempo. Un tiempo que está asociado a él mismo, porque no le queda mucho”, puntualizó.

Se refiere a la avanzada edad de Ortega que tiene 76 años y si logra terminar el nuevo periodo que se adjudicó, entonces tendrá 81.

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