El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, expresó este martes profunda preocupación por la continuidad y sistematización de la represión en Venezuela, durante una actualización oral presentada ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra.
En su intervención, Türk destacó la persistencia de detenciones arbitrarias, malos tratos y la criminalización de la sociedad civil, en un contexto de creciente militarización de la vida pública.
«La sociedad venezolana necesita sanar a través de justicia, verdad y respeto pleno a los derechos humanos», enfatizó el funcionario austriaco, quien también alertó sobre el impacto de estas prácticas en la población común.
El Alto Comisionado se refirió específicamente a las tensiones actuales en el Caribe, vinculadas a operaciones contra el narcotráfico, y pidió que estas se realicen con métodos legales y respetuosos de los derechos fundamentales, evitando afectaciones a «la gente corriente».
Esta actualización forma parte del monitoreo periódico mandatado por el Consejo de Derechos Humanos, y llega en medio de un panorama de alta tensión política y militar entre Venezuela y Estados Unidos.
«Desde mi última actualización, la situación en Venezuela no mejoró (…) La merma del espacio cívico se ha intensificado», alertó Türk desde la conferencia en Ginebra, Suiza.
«Estoy preocupado por las condiciones de reclusión, incluida la falta de alimentos y medicinas y la denegación de las visitas», confesó el Alto Comisionado, cuya oficina también «ha documentado la detención de mujeres, niños y personas mayores», así como el «alistamiento forzoso a las milicias bolivarianas».
Türk apuntó que «numerosos periodistas siguen detenidos arbitrariamente» y llamó «a las autoridades venezolanas a que protejan la libertad de expresión y garanticen un espacio cívico».
El Alto Comisionado subrayó que «mientras las autoridades siguen con su represión, los venezolanos tienen su batalla particular contra la pobreza y el hambre».
Asimismo, cuestionó el despojo sistemático de su nacionalidad a opositores venezolanos, lo que contraría la Constitución local.
Sobre los ataques militares de Estados Unidos contra narcolanchas en el mar Caribe, Türk invitó a usar «métodos apegados a la ley contra el contrabando de drogas» y aseguró que en los conflictos armados suelen ser los ciudadanos comunes quienes sufren las peores consecuencias, «no los criminales».
Además, lamentó que su oficina «ya no tiene plantilla ni personal en Venezuela», aunque espera que esa situación pueda cambiar eventualmente.
Por último, Türk sentenció que «la sociedad venezolana necesita sanar, necesita justicia y respeto a los derechos humanos».
Rechazo inmediato del gobierno venezolano
La delegación venezolana en la ONU rechazó de plano el informe, calificándolo de «sesgado», «hipócrita» e «inventado». El representante Alexander Yánez acusó a Türk de caer en «la trampa de poderes que buscan un cambio de régimen» en Venezuela y cuestionó la falta de condenas similares contra acciones estadounidenses en la región.
Países como Canadá respaldaron las preocupaciones de Türk, denunciando una intensificación de la represión y muertes en centros de detención.
La presentación de Türk subraya la persistente crisis de derechos humanos en Venezuela, en un año marcado por desafíos políticos, económicos y sociales profundos. La comunidad internacional sigue dividida en su enfoque hacia el país sudamericano.
