La figura del ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, cada vez más asociada internacionalmente al régimen de Nicolás Maduro, vuelve a estar en el ojo del huracán tras una nueva ola de informaciones que apuntan a su implicación en tramas de corrupción vinculadas a PDVSA y al entorno chavista. Desde Hispanoamérica hasta Estados Unidos, medios internacionales han comenzado a preguntarse si el expresidente español ha sido durante dos décadas algo más que un simple mediador político.
Según reveló PanAm Post, Javier Alvarado, exviceministro de Energía y exdirectivo de la estatal PDVSA, ha entregado documentación clave a la justicia española que vincularía directamente a Zapatero con adjudicaciones millonarias a dedo a la empresa española Duro Felguera. Estos contratos, que habrían sido pactados a puerta cerrada entre altos funcionarios del chavismo y el Gobierno de Zapatero, habrían supuesto la construcción de infraestructuras energéticas valoradas en más de 1.500 millones de euros. «No se trató de una licitación abierta y pública», denunció Alvarado, señalando que la adjudicación fue autorizada por «las más altas instancias políticas».
El caso ha generado un renovado interés en otra figura clave: Hugo «El Pollo» Carvajal. El exjefe de inteligencia del chavismo declaró en 2021 ante la Audiencia Nacional que Zapatero habría recibido beneficios empresariales encubiertos como forma de pago por su colaboración política con el régimen. Según The Objective, Carvajal aseguró que las ganancias provenían de participaciones en empresas venezolanas gestionadas por testaferros. Aunque las pruebas prometidas por Carvajal nunca llegaron a materializarse —debido a su extradición a EE. UU.—, el testimonio sigue generando sospechas.
Por su parte, Diario Las Américas desveló que, ante la existencia de una causa secreta, Zapatero habría utilizado su estrecha amistad con el expresidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, para intentar acceder a información confidencial sobre la investigación. «Estoy ahora mismo con Zapatero y está muy preocupado», le dijo Navarro a un magistrado, quien se negó a compartir detalles sobre la causa.
Desde Mundiario, se señala que Zapatero ha sustituido a Santos Cerdán como operador político del Gobierno de Sánchez en pleno estallido de la trama Koldo, lo que refuerza la idea de que el expresidente sigue moviendo los hilos del sanchismo. «Zapatero entra en escena para seguir el trabajo de Cerdán«, afirman, mientras se agudiza la crisis judicial del PSOE.
En conjunto, los medios internacionales ya no retratan a Zapatero como un “mediador de paz”, sino como una figura gris, cada vez más asociada al poder autoritario chavista y a la corrupción. Su nerviosismo, sus contactos judiciales y la gravedad de las acusaciones alimentan la sospecha de que lo que hasta ahora ha quedado en impunidad podría finalmente pasar factura.