El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió este domingo la efectividad de los aranceles impuestos la semana pasada a los países que compran petróleo o gas al régimen de Nicolás Maduro, asegurando que “ya han tenido un fuerte efecto”.
Trump afirmó que los nuevos aranceles, que entrarán en vigor el 2 de abril, están generando cambios visibles en el comportamiento de las empresas que operan en el país latinoamericano.
En declaraciones realizadas a la prensa desde el Air Force One, Trump destacó que los aranceles secundarios, que gravan con un 25% a los países que compren crudo venezolano, han obligado a las compañías a abandonar rápidamente sus operaciones.
“Todos los barcos salieron y se fueron. Muchos de ellos se fueron. Tiraron las mangueras al océano y se fueron”, expresó el mandatario.
Según Trump, las empresas no querían estar en Venezuela ni un minuto más para evitar las sanciones y consecuencias que estos aranceles traen consigo.
El presidente estadounidense añadió que “si desobedeces nuestras órdenes, no puedes hacer negocios en Estados Unidos, y esa es la gallina de los huevos de oro”, reiterando su postura de no tolerar el incumplimiento de las medidas impuestas por su administración.
El mandatario también hizo comentarios sobre la retirada de barcos chinos que operaban en Venezuela, tras el anuncio de los nuevos aranceles.
Trump señaló que, en el caso de Venezuela, China “echó el ancla y se fue” después de que dos de sus barcos dejaran el país vacío, sin querer “arriesgarse” a ser sancionados por las autoridades estadounidenses.
Estas declaraciones coinciden con la reciente decisión de la Administración Trump de revocar los permisos y exenciones concedidos a varias empresas petroleras internacionales que operan en Venezuela.
Entre las empresas afectadas se encuentra la española Repsol, la estadounidense Global Oil Terminals y la francesa Maurel et Prom, todas las cuales estaban autorizadas a exportar crudo venezolano. De acuerdo con fuentes de Repsol, estas empresas deberán poner fin a sus operaciones en Venezuela antes del 27 de mayo de 2025, lo que representa un golpe considerable para la economía venezolana.
La revocación de estos permisos es parte de la estrategia de Estados Unidos para presionar a la dictadura de Nicolás Maduro, a través de sanciones económicas. Esta medida también afecta a las licencias otorgadas a empresas de gas venezolano que tienen vínculos comerciales con la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El dictador venezolano, Nicolás Maduro, reaccionó a las sanciones estadounidenses afirmando que estas medidas reflejan una voluntad de “agredir al mundo” y advirtió que los verdaderos perjudicados serán los propios Estados Unidos.
“Venezuela es un país libre. No somos colonia de nadie”, expresó Maduro en un video publicado en su canal de Telegram, subrayando que Venezuela no se someterá a las decisiones impuestas desde Washington. Insistió en que su país sigue defendiendo su soberanía y su independencia ante las presiones extranjeras.
Entretanto, la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, también reaccionó a las sanciones en su cuenta de Telegram, donde destacó que el régimen de Venezuela ha mantenido una “comunicación fluida” con las empresas afectadas.
Rodríguez aseguró que Venezuela está preparada para enfrentar esta nueva coyuntura y que continuará cumpliendo los contratos con las empresas internacionales.
“Somos un socio confiable y seguiremos cumpliendo los acuerdos alcanzados con estas empresas”, sostuvo, destacando que Venezuela no reconoce ni aplicará jurisdicción extraterritorial alguna, reiterando su postura de independencia energética y comercial.
Esta nueva ronda de sanciones y la revocación de permisos coinciden con la creciente presión internacional sobre el régimen de Maduro, que ha enfrentado un creciente aislamiento diplomático y económico debido a su política interna y su relación con actores como Irán y Rusia. Con las nuevas medidas, Trump continúa con su estrategia de asfixiar económicamente a Venezuela, con el objetivo de forzar un cambio en el liderazgo del país y debilitar a Maduro, al tiempo que refuerza su postura de que las empresas y países que mantengan relaciones comerciales con Venezuela enfrentarán severas consecuencias.