Ucrania rechazó el lunes un ultimátum para entregar la ciudad sitiada de Mariupol, dijo su viceprimer ministro a los medios locales, exigiendo que Moscú permita en cambio que cientos de miles de residentes aterrorizados salgan con seguridad, reseñó The Moscow Times.
«No podemos hablar de entregar armas», dijo Iryna Vereshchuk a Ukrainska Pravda horas antes de la fecha límite rusa.
«Ya hemos informado a la parte rusa al respecto», dijo, exigiendo que Moscú abra corredores humanitarios para permitir la salida de unas 350.000 personas que siguen atrapadas en la ciudad.
El Ministerio de Defensa de Rusia había dicho anteriormente que Ucrania tenía hasta las 5 a. m. del 21 de marzo para responder a las propuestas rusas, y advirtió que a quienes no se rindan les espera más que un «tribunal militar».
«Hacemos un llamado a las unidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania, los batallones de defensa territorial, los mercenarios extranjeros para que detengan las hostilidades y depongan las armas», dijo el jefe del Centro de Control de la Defensa Nacional de Rusia, Mikhail Mizintsev.
La ciudad portuaria sureña de Mariupol es un objetivo fundamental en la guerra de Vladimir Putin en Ucrania, proporcionando un puente terrestre entre las fuerzas rusas en Crimea al suroeste y el territorio controlado por Rusia al norte y al este.
La ciudad ha estado bajo fuertes bombardeos de las fuerzas rusas circundantes desde el comienzo de la invasión el 24 de febrero.
Un diplomático griego que permaneció en Mariupol durante parte del bombardeo dijo que la destrucción se ubicaría junto a los ataques de guerra más ruinosos de la historia.
«Mariupol se incluirá en una lista de ciudades del mundo que fueron completamente destruidas por la guerra, como Guernica, Stalingrado, Grozny, Alepo», dijo Manolis Androulakis después de volar de regreso a Atenas.
La ONU ha descrito la situación humanitaria en la ciudad como «extremadamente grave» con «residentes que enfrentan una escasez crítica y potencialmente fatal de alimentos, agua y medicamentos».
Acto de terror
En su último discurso en video, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, acusó a Rusia de bombardear una escuela de Mariupol que albergaba a cientos, calificándolo como un acto de «terror que será recordado incluso en el próximo siglo».
«Las fuerzas rusas han venido a exterminarnos, a matarnos», dijo.
Fue el último ataque potencialmente devastador en un refugio para civiles. El miércoles pasado, un teatro donde las autoridades dijeron que se habían refugiado más de 1,000 personas fue atacado, y se presume que cientos siguen desaparecidos entre los escombros.
Funcionarios de Mariupol han dicho que las fuerzas de ocupación han transportado por la fuerza a unos 1.000 residentes a Rusia y les han despojado de sus pasaportes ucranianos, un posible crimen de guerra.
Un grupo de niños atrapados en una clínica de Mariupol durante semanas se encuentran entre los que han sido llevados al territorio controlado por Rusia, dijo a la AFP un cuidador y un familiar de un trabajador de la clínica.
Los 19 niños, de entre cuatro y 17 años y en su mayoría huérfanos, vivían en sótanos helados escondiéndose de los bombardeos en condiciones desgarradoras.
Mientras los bombardeos rusos continuaban en todo el país, Zelensky sugirió nuevamente que él y su homólogo ruso, Vladimir Putin, mantuvieran conversaciones directas.
Después de dirigirse a los legisladores israelíes, Zelensky, a quien Rusia acusa de ser nazi, pero es judío, agradeció al primer ministro Naftali Bennett por los esfuerzos para negociar las conversaciones, que sugirió que podrían tener lugar en Jerusalén.
«Tarde o temprano podríamos comenzar la conversación con Rusia. Quizás en Jerusalén. Este es el lugar adecuado para encontrar la paz. Si es posible», dijo Zelensky.
Las autoridades de Turquía, donde los representantes rusos y ucranianos han estado negociando, dijeron que las dos partes estaban cerca de llegar a un acuerdo para detener los enfrentamientos.
Pero el líder ucraniano pareció trazar algunas líneas rojas.
“No se puede simplemente exigir a Ucrania que reconozca algunos territorios como repúblicas independientes”, dijo a CNN. «Tenemos que idear un modelo en el que Ucrania no pierda su soberanía».
El conflicto ha provocado una crisis de refugiados de proporciones históricas, ha causado estragos en la economía mundial y ha provocado feroces denuncias en gran parte del mundo.
El aliado de Rusia, China, ha seguido una línea cautelosa, pidiendo conversaciones de paz pero absteniéndose de denunciar a Moscú.
El embajador de China en EE. UU. negó el domingo que su país estuviera enviando armas a Rusia para la guerra, días después de que el presidente de EE. UU., Joe Biden, advirtiera a Beijing que no lo hiciera.
«Lo que China está haciendo es enviar alimentos, medicinas, sacos de dormir y fórmula para bebés, no armas y municiones», dijo el embajador Qin Gang a CBS, sin hacer promesas sobre el futuro.
