El Premio Nobel de la Paz otorgado este año a la líder opositora María Corina Machado abre una etapa sin retorno en la presión internacional contra el régimen de Nicolás Maduro y le da prioridad global a la causa venezolana. Así lo plantean Pedro Urruchurtu, coordinador de Asuntos Internacionales del partido Vente Venezuela, y el experto en economía y geopolítica energética Antonio De La Cruz, presidente de Inter American Trends.
El analista, en entrevista con El Nacional, sostiene que el galardón no es un reconocimiento simbólico, sino parte de una “guerra diplomática” porque ya ningún gobierno puede mantenerse neutral frente a la crisis política y a la violación de derechos humanos en Venezuela.
“Tendrían que decidir si apoyan la democracia o si toleran una estructura criminal en el poder. El Nobel no cerraría un capítulo: abriría una fase irreversible de presión internacional, legitimaría aún más a la oposición democrática y aceleraría la fractura interna del régimen. En pocas palabras: convertiría la causa venezolana en una prioridad global y haría imposible mirar hacia otro lado”, dijo De La Cruz.
Por su lado, Urruchurtu, uno de los cinco opositores que estuvieron refugiados durante un año en la Embajada de Argentina en Caracas —bajo amenazas y hostigamiento—, expresó: “El Nobel no solo cambia la perspectiva, sino que creo que pone de relieve el tema Venezuela con mucha más fuerza en la agenda global, ya no solo desde una perspectiva de un país en crisis o en conflicto sino desde lo que ha sido una lucha de muchos años y que además ha generado unos resultados impresionantes en materia de organización ciudadana y de valentía por parte de los venezolanos”.
“Además, confirma la naturaleza criminal del régimen a nivel represivo y de cómo han tratado de callar las voces de los venezolanos sin éxito. En ese sentido es muy importante porque, sin duda, abre una fase nueva en la que esto se convierte en una oportunidad incluso de afianzar las bases de una plataforma que ya tiene rato consolidada, y que no ha dejado de crecer, que no ha dejado de funcionar, que no ha dejado de organizarse y que sigue haciendo el trabajo político dentro de Venezuela y también fuera con la diáspora”, añadió.
El activista subrayó que el Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado le pone fuerza a la crisis de Venezuela en la agenda global: la lucha por la democracia y el costo “que ha tenido que pagar” la sociedad venezolana y la líder del proceso. “Hace que haya un reconocimiento de una lucha de 26 años, pero en concreto el proceso de los últimos dos años, en particular el de la elección presidencial del 28 de julio del 2024”.
Los gobiernos del mundo deben definir una postura frente al régimen
De La Cruz, también articulista de El Nacional, explicó que el galardón puede cambiar completamente el mapa geopolítico global respecto a Venezuela porque, en primer lugar, obliga a los gobiernos del mundo a definir una postura porque ya no podrían tratar como un interlocutor político al régimen de Maduro sino como “una estructura criminal enquistada” en el poder.
Además, afirmó que esto legitima aún más la presión judicial, financiera y diplomática que ya existe y envía un mensaje directo a quienes sostienen al régimen. “El mundo ya eligió. El costo de mantenerse del lado equivocado empieza a ser mayor que el de apartarse. Así que sí, un Nobel puede ser una herramienta real de liberación, no un simple trofeo”, añadió.
Tres días después de que el Comité Noruego del Nobel anunció a María Corina Machado, quien se encuentra en la clandestinidad, como la merecedora del galardón por su labor por la democracia en Venezuela, el chavismo informó el cierre de su embajada en Noruega, bajo el argumento de una “reestructuración estratégica” para fortalecer alianzas.
Noruega ha desempeñado un papel de mediador en los diálogos entre el chavismo y la oposición, lo que permitió la firma del acuerdo de Barbados en 2023, pensado para garantizar condiciones mínimas en las elecciones presidenciales de 2024. Y analistas consideran que esa decisión de Maduro responde más a una retaliación, a pesar de que el comité opera de manera independiente del gobierno noruego.
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