La herencia de los criptoactivos es una problemática cada vez más común ya que son descentralizados y si se pierde el acceso, se pierden para siempre
A mediados de 2021, Mircea Popescu, uno de los mayores poseedores individuales de bitcoin en el mundo, murió a los 41 años, mientras nadaba en una playa de Costa Rica.
Por iPro UP
Es así como el magnate rumano también se lleva con él las claves para acceder a su fortuna en criptomonedas guardadas probablemente en algún rincón de su memoria, unos u$s2.000 millones que podrían perderse para siempre.
Un problema legal
Esta es una problemática que será cada vez más común ya que, como se sabe, los criptoactivos, entre ellos el bitcoin, son descentralizados, lo cual implica que no existe un ente central que los gobierna y a través del cual se pueda disponer de ellos post-mortem.
Una cosa es la naturaleza del activo y otra muy diferente es su custodia, la cual puede recaer bajo un exchange centralizado sobre el cual los Estados sí poseen jurisdicción y pueden por lo tanto ordenar el traspaso de los bienes a los herederos como sucede con cualquier otro tipo de activos.
Esto no pasa cuando se custodian los activos en una wallet descentralizada a la que se accede únicamente con una clave privada o cuando se utilizan dispositivos del tipo cold storage.
«Esto último desafía la planificación patrimonial ya que, en caso de querer reclamar una herencia, los herederos no podrán acudir a un juez para que mande a transferir y/o registrar estos activos a nombre del heredero como sí podría hacerlo con el dinero en una cuenta bancaria, un bien inmueble u otros activos tradicionales», advirtió el abogado Martín Litwak, fundador y CEO de Untitled SLC, una boutique de servicios legales especializada en planificación patrimonial y fiscalidad internacional y el establecimiento de fondos de inversión.
Martín Litwak, fundador y CEO de Untitled SLC
La muerte de Popescu y McAfee pusieron en agenda un tema impensado o confinado al campo de la ciencia ficción hasta hace poco: al morir, ¿qué ocurre con las claves de acceso a sitios y plataformas, archivos de documentos e imágenes o, las tenencias en criptomonedas? ¿Cómo es posible asegurarse de que, como ocurre con otros bienes, vayan o se haga con ellos lo que uno desea?
«Todos los activos se heredan legalmente de la misma manera. Cuando la persona fallece, automáticamente sus activos pasan a sus sucesores. El principal problema aquí es que los activos digitales presentan grandes diferencias entre las distintas clases (NFTs, stablecoins, tokens, etc.) requiriendo por ende una solución a medida. Siendo estos activos de naturaleza descentralizada, lo esencial es planificar sobre su custodia. No será lo mismo si esta está a cargo del propio titular o de un exchange centralizado«, explicó Litwak.
Según Litwak, el componente tecnológico de la sucesión de activos digitales plantea contradictoriamente una facilidad que no resuelve el problema: «Claro que una forma sencilla de resolver esto técnicamente es que yo, en forma anticipada, le deje anotadas mis claves a la persona que yo quiera y esa persona podría acceder, por ejemplo, a la wallet donde yo tengo mis criptos y disponer de ellas, pero ello podría no sería legal en algunos países en los cuales poderes otorgados en vida pierden validez cuando uno muere», aclaró.
Por otro lado, esta alternativa no sería conveniente si los activos se encontrasen en un exchange, ya que estos solicitan doble o incluso triple factor de autenticación, y en caso de no tener acceso a ellos, podría incluso resultar en un bloqueo de la cuenta.
Por ello, lo correcto sería elaborar un testamento y nombrar a un representante o albaceas «para que se presente, por ejemplo, ante Coinbase y, a partir de ahí, pueda trabajar para cumplir mi voluntad. Otra alternativa sería estructurar un trust, en cuyo caso el trustee sería quien en se va a presentar, por ejemplo, ante los exchanges.», finalizó Litwak.
La herencia digital comienza a formar parte de los códigos de leyes de algunos estados de los Estados Unidos, como Wisconsin, Connecticut y Rhode Island e, incluso, en Florida cuenta con una ley.
En Europa, el gobierno suizo también estudia una posible legislación mediante un proyecto conjunto con la Universidad de Basilea y hay incipientes avances en materia de herencia de bienes digitales en la UE con España y Francia esencialmente.
En América Latina, donde la gente que cuenta con un testamento no llega al 5% de la población total, no existe regulación alguna sobre estas cuestiones.
Entonces, ante la ausencia de normas específicas, es muy importante determinar la suerte que correrán estos activos, muy posiblemente en el mismo documento donde se determina la de los demás.
Dos alternativas posibles
Litwak enumera las que son las dos alternativas más recomendables para manejar esta cuestión, una de las cuales es designar utilizar alguna de las herramientas de planificación patrimonial tradicionales como testamentos, sociedades y trusts.
Millones en bitcoin se han perdido por no tener acceso a las claves
La otra opción, más bien de tipo tecnológico, consistiría en la utilización de «smart contracts» o «contratos inteligentes», que son líneas de código autoejecutables que funcionan con una estructura inalterable debido a que se despliegan en una red blockchain, asegurando su ejecución al verificar el cumplimiento de la condición, lo cual asegura su ejecución al cumplimiento de determinada condición.
«Ellos podrían ser de gran utilidad a la hora de organizar la disposición post mortem de nuestros criptoactivos», afirmó Litwak. «Podríamos elaborar un contrato inteligente que tenga una estructura similar a «si fallezco, que mis activos de X wallet se envíen a esta otra X wallet (la de los herederos)» o bien que se envíen las claves al correo de los herederos. Existen diversas formas de estructurar el smart contract y la verificación de la muerte del titular de los criptoactivos y es aquí precisamente donde toma relevancia el correcto asesoramiento», amplió.
La cuestión de los activos digitales plantea un universo de cuestiones con las que generaciones anteriores no tuvieron que lidiar y cuyo valor puede aumentar con el paso del tiempo, según un artículo de Forbes.