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Agua y saneamiento en Venezuela: una crisis sin límites

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Por Jesús Castillo en iagua

En Venezuela, la mayor cuenca es la del Orinoco, cuya superficie es cercana al millón de km², y tiene una presencia en el 65% del territorio. El tamaño de dicha cuenca la hace la tercera de América del Sur, y la misma da origen a un caudal de unos 33 mil m³/s, haciendo del río Orinoco el tercero más caudaloso del mundo, y también uno de los más valiosos desde el punto de vista de los recursos naturales renovables. En el país fluyen al menos un centenar de grandes ríos, cuyas cuencas abarcan más de 1.000 km², dentro de los cuales se pueden destacar el Caroní, Caura, Apure, Meta, Ventuari, Portuguesa, Santo Domingo, Uribante y Chama entre otros.

En ese sentido, los recursos hídricos aprovechables de Venezuela se estiman en el orden de 93 millones de m3/año en relación a las aguas superficiales, y 22,3 millones de m3/año en las aguas subterráneas, que suponen un 12% de los recursos hidráulicos totales renovables. Sin embargo, en la actualidad Venezuela enfrenta severos problemas en materia de disponibilidad y calidad de agua. La estrategia hidráulica del Estado Venezolano, que se opera desde la década de los noventa a través del proceso de descentralización, determinó el desarrollo del modelo de gestión de los servicios de agua potable y saneamiento dominante a nivel nacional, que propicia cada vez más la baja disponibilidad de agua, y el deterioro, contaminación y abatimiento de los acuíferos que ponen en riesgo la sustentabilidad hídrica y, por ende, el desarrollo económico y social de las ciudades.

Cabe destacar que la capacidad instalada de infraestructura de acueductos en Venezuela, incluyendo embalses, plantas y sistema de tuberías, logró alcanzar una disponibilidad de 350 lts/persona/día de agua potable. Como producto de la desinversión y la falta de mantenimiento, el sistema fue sometido a un prolongado deterioro que debilitó sus estructuras y funcionamiento.

La capacidad instalada de infraestructura de acueductos en Venezuela logró alcanzar una disponibilidad de 350 lts/persona/día de agua potable

Igualmente, las principales fuentes de agua en Venezuela están en riesgo por las actividades de explotación de oro y otros minerales, así como por los constantes derrames petroleros. La mayoría de los embalses destinados a la producción de agua potable se encuentran eutrofizados, colmatados y contaminados y el agua captada no es sometida a procesos de potabilización adecuados.

Es importante señalar que Venezuela se encuentra en una condición de Emergencia Humanitaria Compleja, arribando a su séptimo año en 2022, causando masivas, múltiples y severas privaciones de derechos, entre ellos el Derecho Humano al Agua y Saneamiento. En ese contexto de país, a marzo 2022, el 90% de la población estaba afectada por deficiencias de acceso al agua potable. Al menos 19,1 millones de personas reportaban interrupciones severas en el suministro del servicio o carecían de conexión al sistema de acueductos. Debido a estos altos niveles de falla, el 75,9% de la población debió recurrir a fuentes alternativas para abastecerse de agua. Asimismo, el 82% de la población estaba expuesta al consumo de agua no potable como consecuencia de la falta de cobertura de plantas de tratamiento operativas.

En materia de saneamiento, solo el 28% de las aguas residuales, urbanas e industriales, son depuradas en el país. Actualmente, el 74% de la población tiene servicios deficientes de recolección de aguas servidas.

Finalmente, se puede afirmar que en Venezuela hay una crisis hídrica. Esto es debido al menos a tres factores: en primer lugar, un severo problema de acceso al agua y la calidad de la misma, que lo viven con diversos grados de severidad el grueso de la población. En segundo lugar, un proceso de seria afectación de las cuencas hidrográficas que tiene impactos negativos en los ciclos del agua y, por tanto, en el conjunto de la vida. Y, en tercer lugar, el proceso de degradación de las fuentes de agua y el colapso de las instituciones encargadas de gestionar el líquido han sufrido impactos profundos, y revelan más bien problemas de carácter sistémico, estructural y de largo plazo.

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