Por Nelson Hernández
A nivel global, en la industria petrolera hay una máxima de gran cumplimiento: A mayor numero de taladros mayor producción de petróleo.
En el caso venezolano esa máxima ha dejado de cumplirse, tal como lo refleja la grafica que muestra la producción de petróleo y el número de taladros activos para el periodo 1982 – 2024.
En Venezuela, más taladros no siempre significan más producción porque la relación está mediada por factores de calidad de yacimientos, estado de la infraestructura, gestión operativa y contexto político-económico.

Las razones principales para que esa correlación se rompa, entre otras, son:
Declinación natural de los yacimientos
Muchos campos maduros en Venezuela (especialmente en el oriente y occidente) han entrado en fases de declinación.
Aunque se perforen más pozos, la productividad por pozo es mucho menor que en décadas anteriores.
Productividad heterogénea de los pozos
No todos los taladros perforan en zonas de alto potencial.
En la Faja del Orinoco, por ejemplo, los pozos requieren técnicas de mejoramiento (upgrading, dilución, inyección) para producir crudos extrapesados, lo que limita la eficiencia de cada taladro.
Infraestructura deteriorada
Oleoductos, estaciones de flujo, mejoradores y refinerías han sufrido años de desinversión.
Aun si se perforan pozos, la capacidad de evacuar, procesar y exportar el crudo está restringida.
Limitaciones tecnológicas y de servicios
La industria de servicios petroleros (Halliburton, Schlumberger, etc.) redujo operaciones en el país. Esto afecta la disponibilidad de equipos de completación, fractura, bombeo y mantenimiento.
Gestión y entorno institucional
Sanciones internacionales y restricciones financieras han limitado la importación de diluyentes, repuestos y tecnología.
La falta de transparencia y planificación estratégica reduce la eficiencia de la perforación.
Producción sin taladros activos
Entre 2020 y 2023, hubo periodos con cero taladros activos, pero la producción se sostuvo parcialmente gracias a reacondicionamientos menores (RA/RC) y trabajos de reparación sin perforación. Esto explica por qué la curva de producción no cae exactamente al ritmo de la curva de taladros.
Del gráfico se desprende que:
- Hasta finales de los 90 (Etapa I): la correlación era más clara, pues nuevos taladros en campos convencionales generaban aumentos directos de producción.
- 2000–2015 (Etapa II): la producción se mantuvo relativamente alta con fluctuaciones, pero ya no crecía proporcionalmente al número de taladros.
- 2015 en adelante (Etapa III): colapso simultáneo de taladros y producción, aunque la caída de producción fue más lenta gracias a trabajos menores y pozos previamente perforados.
Conclusión
La aparente “desconexión” entre taladros y producción en Venezuela se debe a una combinación de yacimientos maduros, pozos menos productivos, deterioro de infraestructura, restricciones tecnológicas y factores políticos. En otras palabras, no basta con tener más taladros: se requiere un ecosistema operativo y de servicios que convierta esas perforaciones en barriles efectivos.


Nelson Hernández es ingeniero energista @21energia y académico de la Academia de Ingeniería y Hábitat de Venezuela


