La incertidumbre reina en los mercados racionados de Sancti Spíritus y otras provincias cubanas. El buque Santamaría, procedente de Canadá y con bandera panameña, permanece desde el pasado 6 de junio en alta mar frente al puerto de Cienfuegos, negándose a descargar su cargamento de arroz hasta que se efectúe el pago correspondiente por parte de las autoridades cubanas.
“Nos convocaron para descargar el arroz, pero los del barco no lo entregan hasta que no vean el dinero”, relató a 14ymedio una empleada del Ministerio de Comercio Interior, reflejando el malestar creciente entre estibadores y trabajadores portuarios, quienes ya están habituados a estas paralizaciones por impago.
El cereal, destinado a la cuota de la canasta básica del mes de junio, no ha llegado aún a las bodegas estatales de Sancti Spíritus. Allí, la instrucción es clara: evitar colocar carteles que indiquen “no hay arroz” para impedir que imágenes del desabastecimiento circulen en redes sociales como Facebook.
“Solo hemos podido entregar algunas compotas para niños que quedaban”, afirmó un bodeguero del reparto Kilo 12, visiblemente frustrado por la falta de productos y de respuestas oficiales.
Mientras tanto, el arroz sí aparece en los comercios privados, donde la libra se vende entre 240 y 300 pesos, muy por encima del precio topado de 155 pesos establecido en marzo. Esta diferencia alimenta las sospechas de una distribución paralela del grano importado, que llega a las mipymes a través de las mismas estructuras estatales utilizadas para los mercados racionados.
“Se nota que no llega el que va para la canasta básica, pero el producto sigue entrando”, agregó una trabajadora del sector, haciendo alusión al creciente desequilibrio entre los mercados oficiales y los privados.
El arroz —indispensable en la dieta diaria de los cubanos— se importa actualmente desde países como Brasil, Estados Unidos, Guyana, Vietnam y Canadá. Su retraso amenaza con dejar a muchas familias sin uno de los pocos alimentos aún disponibles en la deteriorada red de distribución estatal.
A medida que avanza el mes sin señales de solución, el temor se extiende: si la carga no se libera pronto, miles de hogares podrían quedar sin arroz hasta julio o incluso agosto.