Desde Caracas y por vía telemática, la funcionaria chavista responsabiliza a medidas internacionales por la crisis energética, omitiendo el colapso interno del sector en Venezuela
En una nueva intervención internacional cuidadosamente alineada con Moscú, la vicepresidenta Ejecutiva y ministra de Hidrocarburos de Venezuela, Delcy Rodríguez, denunció este viernes que las sanciones impuestas a países productores de energías fósiles representan una amenaza directa a la seguridad energética global.
Rodríguez participó vía telemática desde Caracas en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) —conocido como el “Davos ruso”—, donde intervino en el panel de energía con un discurso transmitido por su canal oficial de Telegram.
“Hay desafíos y amenazas a la seguridad energética, el primero de ellos son las condiciones geopolíticas y sanciones ilícitas contra países productores”, afirmó la funcionaria, sin hacer referencia a los factores internos que han contribuido al deterioro de la industria petrolera venezolana.
Rodríguez sostuvo que el 25 % de la producción energética diaria mundial está bajo “medidas coercitivas unilaterales”, las cuales —según ella— “perturban los mecanismos futuros de inversión y comprometen la seguridad energética” del planeta.
El discurso evitó cualquier autocrítica sobre el colapso estructural del sector energético venezolano, afectado por años de corrupción, falta de inversión, purgas ideológicas, criminalización de la experticia técnica y pérdida masiva de capacidad operativa. En cambio, la vicepresidenta defendió el respeto al “trilema energético” —seguridad, equidad e impacto ambiental— asegurando que la humanidad debe “marchar en condiciones de igualdad”, una afirmación que contrasta con las condiciones reales dentro de Venezuela, donde vastas regiones del país sufren apagones prolongados y racionamientos.
Aunque no nombró a ninguna nación en particular, Rodríguez hizo alusión indirecta a Venezuela, Rusia e Irán, todos sancionados por violaciones a los derechos humanos, financiamiento ilícito o agresiones militares. En paralelo, medios internacionales han reportado que el fundador del grupo mercenario Blackwater visitó Venezuela en noviembre de 2024 tras una invitación personal de Rodríguez, en un gesto que refuerza la creciente cooperación con actores de seguridad no convencionales.
La edición XXVIII del SPIEF, que se celebra bajo el lema “Los valores compartidos son la razón para el crecimiento en un mundo multipolar”, se ha convertido en una plataforma propagandística para gobiernos alineados con el Kremlin. Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el foro ha sido abandonado por las democracias occidentales y sustituido por alianzas entre regímenes autoritarios.
La participación de Rodríguez, aún a distancia, forma parte del intento del régimen de Maduro por reposicionarse como actor energético global sin asumir responsabilidades por la devastación del aparato petrolero nacional, que alguna vez fue uno de los más potentes del hemisferio occidental.